Con la pandemia la industria creativa y cultural dio un giro de 180 grados, salas de conciertos, teatros, museos, lugares de creación y otros espacios se cerraron en todo el mundo.

Más de diez millones de empleos se perdieron en el 2020 por motivo del COVID, agudizando la crisis de los artistas, que ya en la época de pre-pandemia venían sufriendo un bajón que puede ser atribuido a la mirada esquiva hacia un modelo de negocio sostenible, y por supuesto amenazando la generación de contenidos creativos.  El COVID y el poco apoyo financiero provocó un colapso sin precedentes en la industria.

 

 

Ante tal crisis, la internet fue el lugar para centrar la creación, producción y distribución de las industrias culturales. Esto llevó a entender las desigualdades en el acceso a este servicio y la articulación entre los diferentes actores del ecosistema artístico.

 

«Las industrias creativas nos lleva a pensar inminentemente en políticas para la cultura, que permita que los generadores de contenido creativo puedan pensar en crear y cuenten con las herramientas necesarias para el desarrollo de modelos de negocio sostenibles»

 

No todos tuvieron la posibilidad de transformase; sin embargo, la crisis como fuente de oportunidad trajo consigo la apertura de nuevos espacios culturales, experimentales y con oferta de valor asociada de manera inminente a un escenario virtual, situación que se consolida como el nuevo reto para los artistas en su posición de creación, gestión y generación de ingresos significantes.

 

Nuevos generadores de industria creativa en el país

El escenario actual de las industrias creativas nos lleva a pensar inminentemente en políticas para la cultura, que permita que los generadores de contenido creativo puedan pensar en crear y cuenten con las herramientas necesarias para el desarrollo de modelos de negocio sostenibles atendiendo las nuevas necesidades y tendencias del mundo actual; políticas que vayan más allá y dimensionen el arte desde una perspectiva prioritaria de construcción social; en las cuales, mientras se avanza con el proceso, acompañen al creador de contenidos y experiencias en las industrias creativas en este tránsito disminuyendo sus afanes financieros y proyectando su impacto en términos de crecimiento económico y desarrollador de competencias ciudadanas.

Ahora, vale la pena recordar que las industrias creativas se hacen necesarias para las otras industrias, ya que, como creadoras de contenido, son capaces de mover el mercado global y esto las hace tener un valor agregado. Sin embargo, en algunos casos parecemos olvidar la importancia de la industria, al tener un mercado no muy claro y con poca claridad de precios y estándares.

 

Estudiantes potencializados

Por otra parte, en los últimos años se han graduado un sin número de estudiantes de carreras creativas, pero no existen estrategias claras que encaminen a estos graduados hacia la potencialización del sector,  generación de nuevos puestos de trabajo y estructura de apoyo desde el ecosistema cultural, por eso se hace prioritario abrir espacios de análisis, reflexión y debate con la creación de una agenda que permita pensar en la sostenibilidad del sector creativo previendo posibles escenarios futuros, porque seguro otra crisis como la vivida nos llevará al descalabro económico de la industria.

Es importante la labor que realiza el Ministerio de Cultura, en cuanto a la formación de gestores culturales que puedan gerenciar productos y servicios de las industrias culturales. Esto pone a la industria en otro nivel, en el cual, su profesionalización hace que las políticas puedan ser más ajustadas a la economía del país y sobre todo más acordes a la economía global.

 

Miguel Ángel Zúñiga Gutiérrez

Director del programa de Estudios y Gestión Cultural

Universidad Ean