Algo que inquieta a los profesionales de la salud es si la pandemia desató una crisis en salud mental o si hizo evidente la necesidad de intervención en prevención y promoción en este aspecto. Ante el actual escenario de deterioro de la salud mental, ocasionado por la incertidumbre generada frente al coronavirus, el aislamiento, las afectaciones económicas, los cambios en las relaciones interpersonales, la pérdida de allegados, entre otros, ha surgido una preocupación frente a cómo ofrecer atención a la población afectada.

Sin embargo, lograr una cobertura total de este servicio no es tan fácil, más aún en una cultura donde expresar una afectación en salud mental es objeto de discriminación; por ejemplo, es más fácil reportar a nivel laboral una incapacidad por gastroenteritis que por ansiedad, esto porque hay un miedo latente a que otros piensen que se está “loco” o de que hayan consecuencias negativas en la contratación, o incluso en el relacionamiento con el grupo.Lograr una cobertura total de este servicio no es tan fácil, más aún en una cultura donde expresar una afectación en salud mental es objeto de discriminación.

Es muy común encontrarse con justificaciones asociadas a la normalización de la discriminación de la enfermedad mental, y que llevan a no asistir a una consulta de psicología, tales como “no estoy loco” o “ir al psicólogo es para locos”. Así es como se terminan buscando estrategias pseudocientíficas que den solución a diferentes afecciones en términos de salud mental, que en vez de aportar al bienestar general pueden ocasionar más daños por la falta de orientación profesional y, por supuesto, de ética.

Lograr una cobertura total de este servicio no es tan fácil, más aún en una cultura donde expresar una afectación en salud mental es objeto de discriminación.

Con el fin de cuidar la salud y bienestar mental de usted, su familia, organización o grupo social en el que se encuentre inmerso, pasando sobre las creencias asociadas a la discriminación y, por fin, establecer la salud mental y su tratamiento como una acción normalizada, se aconseja seguir los siguientes cuatro pasos.

1. Sensibilización

Es necesario que la educación sea el primer factor a tener en cuenta para iniciar la normalización del cuidado de la salud mental. Acciones como incorporar en el lenguaje términos propios de la salud mental, hablar sobre el tema de manera regular, sin tapujos, sin juzgar y sin discriminar; buscar expertos para investigar y difundir información sobre este aspecto y la necesidad de su cuidado; identificar el cómo y cuándo acceder a una intervención en salud mental, y apoyar a las personas que se encuentren en un proceso de intervención, será el primer paso.

2. Prevención

La generación de acciones y condiciones protectoras de la salud mental, como el cuidado de la salud física y social, buscar desarrollar habilidades de afrontamiento, resolución de problemas, comunicación y negociación, pueden ayudar a la adaptación de las personas frente al cambio y la incertidumbre. Observar el contexto físico y el de las relaciones buscando sanearlos, y generar estrategias de mejoramiento continuo de los mismos, favorecerá el mantenimiento de la salud mental como segundo paso.

3. Promoción

De encontrarse en una posición en la cual ya no se pueda identificar la forma de abordar, hay que darle manejo o sobrellevar la situación actual de salud mental sin que se sienta una afectación importante de la misma. De no ser identificada esta situación por la persona, sino por el grupo cercano (debido a que han notado cambios en sus estados de ánimo, en la forma en la que está respondiendo al estrés o el conflicto), se debe orientar al individuo en la búsqueda de apoyo profesional, pasando por procesos de evaluación e intervención. De ser necesario, acompañar e incentivar a la permanencia de la persona en el proceso de intervención.

4. Seguimiento a la intervención

Por último, es importante mantener los aprendizajes y acciones que el profesional de la salud le recomendará continuar al término del proceso de intervención; esto con el fin de mantener los resultados obtenidos en el mismo. De manera periódica se debe realizar una autoevaluación de la condición actual de salud mental, para así retomar los aprendizajes adquiridos.

Aplicando estos cuatros pasos es probable darle manejo a una situación crítica de salud mental generada por la pandemia. Por supuesto, este es un esfuerzo tanto individual como colectivo, el cual requiere ser apoyado por las instituciones prestadoras de servicios de salud y por los profesionales que ofrecen el servicio.

Paula Andrea Senior
Docente de Psicología de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales
Universidad Ean