La economía colombiana puede ser relatada desde la óptica del Gobierno (DANE), desde las ventas empresariales o desde la percepción del ciudadano de a pie.

A simple vista, una moneda tiene dos lados: cara y sello. Pero, con un poco más de detenimiento, podemos evidenciar otro: el borde. Este lado, que solemos pasar por alto, cumple la importante función de unificar y separar los opuestos.

Dicho esto, podríamos utilizar esta lógica para analizar la economía colombiana, entendiendo que tiene tres lados diferentes: el del Gobierno, el de los empresarios y el del ciudadano de a pie.

Gobierno

El primer lado (el del sello oficial) lo tiene el Gobierno a través de los datos que publica el Departamento Nacional de Estadística (Dane).

El indicador de referencia es el Producto Interno Bruto (PIB), generado principalmente por tres sectores: financiero (23 %); servicios sociales y administración pública (19 %); y comercio y transporte (19 %). De acuerdo con lo anterior, en el segundo trimestre de 2019 el PIB registró un crecimiento anualizado de 3 %, impulsado por los subsectores de comercio al por mayor y al por menor.Eso es bueno, claro, pero las cifras del Dane omiten una parte significativa de la producción: la economía informal.

Recordemos que la informalidad en Colombia es cercana al 37,3 % del PIB, lo que implica que por cada $100 reportados por el Dane en realidad se producen $137. Así que el PIB, en realidad, es mucho más grande que lo reportado por el Gobierno y, en ese sentido, no podríamos afirmar que la economía tuvo un crecimiento de 3 %, porque el dato real puede estar por encima o por debajo de dicha cifra.
A pesar de ello, al contemplar el crecimiento del PIB de comercio al por mayor y al por menor junto con las actividades financieras, se analiza el comportamiento de las ventas de las firmas más representativas.

Los empresarios

El segundo lado (la cara) lo tienen los empresarios, el sector financiero. Grandes firmas como Terpel, Éxito, Olímpica, Primax y Alkosto generaron durante el 2018 unos ingresos operacionales de 44,2 billones de pesos, que corresponden al 23 % del sector. Además, en el periodo comprendido entre 2017 y 2018 las cinco firmas comerciales mostraron un crecimiento del 10 % en sus ventas.

Por su parte, dentro del sector financiero, los establecimientos de crédito registraron un crecimiento real de las obligaciones comerciales por debajo de la inflación.

Asimismo, está el comportamiento de las cajas de compensación. Colsubsidio, Compensar y Cafam, que representan cerca de la mitad del sector, reportaron un aumento del 11 % en los aportes recibidos, lo que refleja una mejora en la situación financiera de las compañías afiliadas.

El ciudadano

Finalmente, aparece el tercer lado (el borde): la percepción del ciudadano de a pie, la economía de barrio, que representa cerca del 37,3 % del PIB.

Es importante aclarar que, a pesar del tamaño de esta economía, es difícil hacerle seguimiento, debido a que la mayoría de sus transacciones se llevan a cabo en efectivo. A esto se suma la subjetividad que hay en la percepción, pues está sujeta a relatos y circunstancias particulares.

Sin embargo, la economía del barrio asume un rol de parachoques frente a la economía formal, es decir, cuando el PIB registrado por el Dane muestra una caída, los individuos se motivan a buscar medios informales de subsistencia (esto ocurrió en la crisis económica de 1999).

También es cierto que este sector se mueve en el mismo sentido que la economía formal. Por ejemplo, cuando el PIB crece, las familias reciben más ingresos y realizan más compras, no solo en el sector formal sino en el informal.

Después de analizar los tres lados de una moneda, es claro que actualmente se presenta un crecimiento sesgado de la economía y que el PIB aumenta como consecuencia de la actividad en el sector comercial.

Uno se pregunta si esta situación es sostenible cuando el sistema financiero encuentra dificultades para realizar prestamos empresariales. Por eso, es importante que usted, estimado lector, realice su propia lectura de la economía; no hay mejor lugar para comenzar que la economía de su barrio, porque tal vez es ahí en donde se encuentran las respuestas más claras y oportunas.

 

Camilo Vargas
Profesor Facultad de Administración, Finanzas y Ciencias Económicas
Universidad Ean