La prima es uno de los pagos más anhelados por los trabajadores colombianos, bien sea porque ya está comprometida o porque es la oportunidad para gastar en algunas cosas cuya compra se escapa del flujo mensual normal, o porque finalmente se puede ahorrar algo durante el año.

El pago de esta prestación social, además de brindar un respiro económico a los trabajadores, es un aliciente para el comercio que aprovecha esta época del año para aumentar sus ventas. Sin embargo, como todas nuestras actividades, los flujos de efectivo empresariales y personales cambiaron, y con ello toda la dinámica económica del mundo.

Las condiciones actuales no permiten que el comercio se active, no vamos a tener la posibilidad de gastar esos recursos, no es posible ir a los almacenes o centros comerciales de la manera como lo hacíamos antes y, muy a pesar de su existencia y su incremento, las ventas online no brindan las alternativas que muchos de los compradores esperan al momento de la adquisición de los productos.

No será esta la época en la que se renueve el vestuario, se compre el nuevo televisor, la nevera o la lavadora, tendrá que ser después, si esa era la intención.

Para colmo de males, en ninguno de los tres puentes festivos que se avecinan se podrá veranear, debemos estar confinados en nuestras casas y así evitar riesgos de contagio por el coronavirus, hecho que para algunos puede parecer lejano, pero que bien sabemos está latente en cualquier lugar que podamos visitar.

Entonces, a las buenas o a las malas, estamos siendo invitados al ahorro, no será suficiente aliciente la existencia de los días sin IVA, entre junio y julio, para jalonar la compra natural de estos meses.

De hecho, en este momento no existe la garantía de que el pago que deben hacer las empresas se reciba, está abierta la posibilidad de un “acuerdo fraterno” que permita el desembolso del pago en dos o tres cuotas a lo largo del semestre, con el compromiso de cumplir totalmente con esta obligación antes del 20 de diciembre de 2020. Desde lo personal, estamos frente a la grave posibilidad de que la prima se convierta en plata de bolsillo, gran error en el que podemos caer si no hacemos la planeación debida.

Estamos frente a la grave posibilidad de que la prima se convierta en plata de bolsillo, gran error en el que podemos caer si no hacemos la planeación debida.

No genera la misma sensación financiera recibir $167.000 correspondientes a una tercera parte de la prima, a manera de ejemplo sobre un salario de $1.000.000, que los $500.000 que en condiciones normales debían ser recibidos; es importante no perder el horizonte que es un ingreso extra y, aunque sea recibido en uno o varios contados, debe tener una destinación específica.

Todo lo anterior, sumado a nuestra nueva realidad financiera, puede ser tan benéfico como perjudicial para nosotros, podemos salir de esta situación con nuevas costumbres financieras, con mayor claridad sobre el gasto en el que incurrimos en nuestra vida diaria, muchos de ellos innecesarios; pero también es posible que el apetito reprimido por gastar nos traicione y una vez se restablezca la normalidad comercial retornemos a los hábitos de consumo. Cada quien decide.

Omar Alonso Patiño
Profesor del pregrado y posgrado en Administración de Empresas
Universidad EAN