En lo que creíamos que era el futuro, ahora es el presente, el cambio acelerado hacía lo que podemos llamar la ‘multiocupacionalidad’ ha generado un desafío para el futuro de los profesionales. El paradigma de una única profesión y de una formación sin actualización que permitía tener vigencia laboral ha llegado a su fin, entramos en una nueva era de versatilidad laboral que da la bienvenida a ese presente, que plantea a su vez el reto de por qué se debe seguir estudiando de forma permanente.

Un primer punto de quiebre del reto en esta nueva dinámica está marcado por la volatilidad empresarial actual, que conlleva a que la práctica profesional desde un campo de conocimiento específico pierda vigencia rápidamente al cambiar la forma en que cambia el entorno. En ese primer hito resulta clave estar abierto a explorar nuevos énfasis en cada profesión, incluso nuevas profesiones, así como la capacidad para desaprender y reaprender.

«Gestores culturales que desarrollan software y resuelven problemáticas de emprendimientos sociales del sector, es una clara forma de combinar y diversificar la formación inicial de base.»

Ingenieros de sistemas, administradores, gestores culturales, economistas, ingenieros químicos, comunicadores, entre muchos otros profesionales, saben que deben trabajar constantemente por mostrarse competentes para los cargos que desempeñan. Pero no saben que particularmente serán valorados desde la perspectiva empresarial por su formación integral, por saber manejar sus emociones, por tener inteligencia social, por lograr trabajar en equipos multiculturales, por comunicarse asertivamente con sus pares y públicos objetivos e incluso por saber respirar y calmar la mente cuando la situación así lo requiera, algo que hace unos años era impensable medir y valorar de cara al fortalecimiento organizacional.

En ese sentido, también las instituciones de Educación Superior deberán modificar y flexibilizar sus modelos educativos, para con ello promover las competencias que permitan a sus nuevos profesionales adaptarse al conocimiento de acuerdo con problemáticas concretas.

Como segundo punto, se suma a este desafío la importancia que tiene para los profesionales actuales encontrar las grietas u oportunidades laborales y académicas que ayuden a personalizar la profesión a medida que se amplían las fronteras formativas, y así construir proyectos de vida únicos. Por ejemplo, gestores culturales que desarrollan software y resuelven problemáticas de emprendimientos sociales del sector, es una clara forma de combinar y diversificar la formación inicial de base. Será importante aquí que cada estudiante, desde su pregrado, proyecte las combinaciones de perfil profesional que desea alcanzar, para diversificarse en el mercado laboral y alinearse con las necesidades sociales reales.

Según lo anterior, es clave para los estudiantes y futuros profesionales de todos los programas formativos que fortalezcan su capacidad y esfuerzos para desintegrar patrones establecidos abandonando paradigmas, y desaprender con facilidad para actualizarse y experimentar permanentemente, reaprendiendo de acuerdo con el entorno y las problemáticas de sectores y organizaciones.

Un último y tercer punto de quiebre es la formación para toda la vida, vista desde el aprendizaje socioemocional, o coeficiente emocional, aún más importante que el coeficiente intelectual. Este aprendizaje está compuesto por habilidades de autoconocimiento y autogestión, manejo de emociones y gestión social y de relaciones, para liderar entornos con sentido y lograr cambios fundamentales en lo social.

Estos tres elementos marcarán la pauta de la formación del futuro: la versatilidad y actualización formativa; la personalización y enfoque, y el aprendizaje socioemocional, a partir de los cuales los procesos de formación tendrán sentido y propósito, y generarán soluciones de cambio e impacto social. En conclusión, hay que formarse permanentemente, no solo desde lo académico, sino también desde lo personal. ¡Formarse para toda la vida!

 

 

Mauricio Díez Silva

Profesor de la Facultad de Ingeniería 

Vicerrectoría de Innovación Académica

Universidad EAN