Después de cerca de medio año en aislamiento, derivado de la pandemia, comienzan a aparecer los primeros planes y esfuerzos para reactivar la economía. En los últimos días, se ha visto un descenso en las cifras de contagios, fallecidos, ocupación de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) y en la realización de pruebas diagnósticas. Esto significa que se ha logrado controlar de cierta manera el virus y se puede pensar en una reactivación en el turismo y el transporte aéreo que permita recuperar los meses “perdidos”.
Dos de los sectores más afectados son el turismo y el transporte; el cierre de fronteras decretado por el Gobierno -que incluso se consideró como tardío- llevó a que el movimiento de pasajeros nacionales e internacionales disminuyera cerca del 99 %. Cifras de movimiento de pasajeros muestran que en 2018 el aeropuerto El Dorado movilizó más de 32 millones de personas; en 2019 superó los 35 millones de usuarios y para el 2020 la expectativa era lograr los 40 millones de pasajeros.
Dentro de estas cifras, los viajeros internacionales suelen representar poco más del 13 % del total de pasajeros movilizados; para el 2020 se esperaba que fueran 5 millones de personas, pero por efectos de la pandemia y las restricciones, ha quedado reducida a casi nada. La importancia de esta cifra radica en que estos viajeros gastan dinero en bienes y servicios en el territorio nacional, con lo cual hay un efecto colateral sobre la economía formal e informal.
Si bien hay una afectación enorme sobre el sector transporte, no hay que perder de vista la ocupación hotelera. Cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE), muestran que en Colombia hubo una disminución del 93,1 % en los ingresos reales de hoteles. Para el caso de Bogotá la disminución ha sido del 86,7 %, siendo los meses de abril, mayo y junio los de mayor disminución en este tipo de ingresos.
El efecto negativo no solo se ve en los ingresos sino en lo que esto termina generando; el personal ocupado en Bogotá para este sector disminuyó 41,5 %, lo que significa la destrucción de la mitad de los empleos que se generaban en él. Esto hace más difícil la recuperación de los mismos para la economía capitalina, aun cuando existan planes de reactivación económica, ya que el turismo funciona gracias a la confianza por parte del consumidor, que aunque se ha recuperado ligeramente, aún está en valores preocupantes.
«Colombia necesita volar y reinventarse en el sector turístico, tal vez allí encontremos soluciones para las nuevas crisis sociales y económicas que enfrentaremos a causa de las secuelas que nos dejará la pandemia».
¿Qué se viene ahora? La reactivación no es solo decir que las actividades económicas pueden volver a funcionar como si nada hubiese pasado, o prestar dinero a una compañía sin que haya transparencia en el proceso. La reactivación implica un enorme esfuerzo por parte de los gobiernos en crear medidas innovadoras, y en parte arriesgadas, que lleven a que tanto consumidores como productores se sientan motivados y con confianza en la economía, para poder realizar la compra y venta de bienes y servicios.
Las empresas del sector turismo y de transporte aéreo tienen la tarea de idear planes y servicios donde se garantice la seguridad de los usuarios, sin imponer elevadas cifras o condiciones absurdas al momento de compra o cambio de reservas, solo por recuperar los seis meses perdidos.
Debe existir igualmente conciencia por parte de la población para cumplir con las medidas de bioseguridad, ya que un rebrote de la enfermedad llevaría a un nuevo cierre de la economía, destruyendo cualquier esfuerzo que se esté realizando hasta ese momento.
Colombia necesita volar y reinventarse en el sector turístico, tal vez allí encontremos soluciones para las nuevas crisis sociales y económicas que enfrentaremos a causa de las secuelas que nos dejará la pandemia. Cuidémonos y apoyemos las marcas colombianas, así la reactivación dará mejores resultados como país.
Michael Torres Franco
Director de los Programas de Negocios Internacionales
Universidad EAN