El país vecino no aguanta más ideas fallidas para recuperar su economía. Conozca por qué el patrón oro tampoco es el camino para salvar a esta nación.
Con la actual crisis económica que se vive en Venezuela, las propuestas para controlarla son variadas y novedosas, pero no contemplan el alto grado de desconfianza e inflación que experimenta ese mercado. Recordemos que hace unos días el presidente Maduro se convirtió, por primera vez, en el feliz comprador de un certificado con equivalencia en oro de 1,5 gramos; esto con el fin de impulsar la adquisición de estos certificados que forman parte del paquete de medidas con las que el mandatario intenta apalear la pérdida de poder adquisitivo de su moneda.
Vale la pena remitirnos a algunas décadas atrás en Colombia, cuando existían los pesos oro, que tenían una equivalencia en una moneda subyacente: la libra esterlina. Pero, transcurriendo 1931, el Reino Unido decidió abandonar el patrón oro (en la práctica, este se basaba en la equivalencia de la libra esterlina en una cantidad determinada de oro), lo cual generó que Colombia adoptara, y hasta el día de hoy, el dólar como moneda de referencia.
Dicho esto, los problemas del patrón oro radicaban, entre otros, en la manipulación de la oferta del metal precioso en los mercados y en la débil participación del sistema financiero.
“Los problemas del patrón oro radicaban, entre otros, en la manipulación de la oferta del metal precioso en los mercados y en la débil participación del sistema financiero”.
Pero, en la práctica, ¿qué nivel de practicidad tiene la propuesta? Difícil decirlo. Lo primero que se debe preguntar el mercado es: ¿cuál es la verdadera capacidad de ahorro de los venezolanos en el contexto actual, en el cual los cálculos del FMI, proyectan una inflación de hasta 1.000.000%.
Segundo: ¿cuál es el verdadero nivel de las reservas de oro que tiene hoy Venezuela? Aunque 17 nuevas toneladas de oro ingresaron al Banco Central de Venezuela (BCV), generando un incremento del 282 % con respecto al 2017, la realidad de la operación es otra. El oro quedará consignado en el Banco Central de Venezuela y no será transable en metal. Por último: ¿los mercados creen aún en el régimen? La verdad es que el nivel de desconfianza es tan alto en la ciudadanía, que será poco probable que alguien se atreva a invertir en otro activo que no sea el dólar.
“El nivel de desconfianza es tan alto en la ciudadanía, que será poco probable que alguien se atreva a invertir en otro activo que no sea el dólar”.
Todo esto, sumado al continuo aumento del salario mínimo, sin justificación técnica alguna, ha provocado en los últimos días el continuo cierre de empresas privadas y despidos de personal en los diferentes sectores de la economía venezolana. Y hay más aún: el nuevo bolívar está ligado a una moneda virtual que no ha tenido aceptación alguna en los mercados internacionales y podría tener una alta volatilidad, incrementando los niveles de inflación.
Concluyendo, de ahorro poco o nada se podrá hacer por parte de los venezolanos, puesto que siguen sujetos a las alzas gigantescas de los precios en bienes y servicios, al continuo cierre de empresas del sector productivo y al aumento del desempleo. De lo que podemos estar seguros, todos los países de Suramérica, es del continuo incremento de la migración venezolana a través de nuestras fronteras, trayendo consigo la tristeza infinita de dejar su hermoso y rico país, familias, amigos y seres queridos, en una profunda pobreza, todo por la búsqueda de un mejor futuro para sus hijos.
Que esta situación nos sirva de señal. La economía de un país no se puede manipular con tintes populistas ni mesiánicos, tan solo se necesita una economía que permita hacer crecer a las empresas, con tasas tributarias justas tanto para el sector privado como para ciudadanos, sin corrupción, y basada en la promoción de sectores que generen valor y diferenciación a nivel productos y servicios. Esto último sí generaría una verdadera revolución social en la región, con productos diferenciados y capital humano mejor capacitado y remunerado. Sin duda, ¡el oro tampoco es la salida para Venezuela!
Fabio Moscoso Durán
Profesor y Director del Grupo de Investigación de Entorno Económico
Universidad EAN