Por Daniela Ramírez – Investigadora RADDAR CKG
Días atrás tuvo lugar la conmemoración del día internacional de la mujer, conmemoración que trae consigo la salida masiva de mujeres a la calle, mujeres alzando la voz por aquellas que la han perdido, alzando la voz por las desigualdades y peligros que seguimos corriendo en la calle, por el simple hecho de ser mujeres, pero algo que pasa todos los años es que la atención no se centra en los motivos de la marcha sino en lo que pasa en la marcha, y como siempre la palabra feminismo sigue incomodando más que la palabra feminicidio.
En esta última marcha del 8 de marzo en Bogotá la atención se centró en 3 situaciones en especial: el daño de un local comercial, la quema de una iglesia y la avería de instalaciones pertenecientes sistema de transporte público de la ciudad. Y sobre eso se detuvo la mirada de la opinión pública y los medios de comunicación, dejando de lado muchos aspectos relevantes, entre otros, por ejemplo, que las mujeres llenaron la Plaza de Bolívar, muy a pesar de estar en medio de una amenaza a la salud pública, miles de mujeres salieron, miles de mujeres que como a mi quizás les asusta más ser la próxima estadística de feminicidio, que ser la próxima estadística de Covid.
Pero a pesar de que me considero una persona que en la mayoría de los casos está en contra de la violencia, este es uno de esos casos y no, porque entiendo completamente las razones de lo sucedido y logro imaginarme lo que hubo detrás de estos tres casos.
En el primer caso, no se trataba de un simple local comercial, no era el local de la tienda donde todos alrededor iban a comprar lo que en Colombia se llama “el diario”, ese local es donde hoy sigue funcionando PussyCat, un cinema porno, y claro muchos pueden decir que la gente puede trabajar en lo que quiera y que la industria pornográfica lleva años existiendo, pero es importante entonces entender lo que ha hecho esta industria en contra de las mujeres por muchos años. Primero, ha explotado, denigrado, amenzado y coartado a muchas de las actrices; y segundo, ha metido en la cabeza de muchos hombres ideas equivocas de lo que las mujeres deberíamos hacer en el momento del sexo, ha enseñado a muchos a no parar, aunque una mujer se los pida, se los suplique, ha normalizado desde siempre la violación. Pero PussyCat no sólo está envuelto dentro de esta industria también ha tenido escándalos por explotación sexual, por violaciones y en algunos de estos casos las implicadas han sido menores de edad.
En el segundo caso, el caso de la iglesia que es importante decir que es católica, no solo se trato de que hubo un daño al patrimonio histórico del país, porque si fuera por eso podría entonces escandalizar más la muerte de muchas mujeres históricas, sino que se trato de una situación protesta en contra de una de las instituciones que más ha denigrado a la mujer por muchos años, de la institución que a lo largo de la historia ha venido opinando sobre los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, de la institución que internamente mantiene desigualdades bastante grandes entre sus miembros hombres y mujeres, de la institución que se ha encargado de darle fuerza al patriarcado durante décadas, siglos.
Y en el último caso, el Transmilenio, muchos salieron a decir que cómo iban a dañar el Transmilenio, que esto iba a afectar a los usuarios del sistema y no a el sistema, y puede que sea cierto, pero lo que viene detrás de hacer algo en contra de este sistema de transporte es la inseguridad que las mujeres vivimos en este, porque si en este punto saldrían los hombres a decir que a ellos también los roban en Transmilenio, pero es que eso es lo mínimo que le pasa a una mujer dentro de este sistema, a las mujeres las drogan, las manosean, han llegado a eyacular encima de ellas y la mayoría de esto queda totalmente impune, queda solo bajo un “es que esa vieja si es exagerada” o bajo un “si ella se vistió así seguramente quería que eso pasara y ahora viene a hacerse la víctima”.
Entonces sí, mirando de fondo los tres casos de “desmanes” se logra entender esta ira feminista, se logra entender que no fueron vándalas que quisieron dañar, como se daña en todas jornadas de protestas en el país, sino que fueron mujeres llenas de ira, de impotencia, cansadas, MAMADAS de que todo lo que nos pasa a la mujeres queda impune si no se hace un escandalo de ello, de que sigan existiendo un montón de desigualdades y violencias, y que estas sigan siendo aún validadas por las instituciones.