Por Alejandro Rodríguez Lozano – Investigador Junior / Observatorio Económico RADDAR CKG
Los colombianos vienen soportando grandes cambios en las carga tributaria e importantes aumentos de precios en los últimos años, debido a esto, recientemente se hizo general una sensación de que el país va mal: La situación en los hogares está muy bien, mejor que antes, saliendo adelante, pero el país va pésimo, es el peor presidente, el peor momento. El pesimismo se apodera de la mente de las personas que se quedan con la última noticia o titular que trasmite un problema o mal que está relacionado con la gestión de los gobernantes.
Esa situación de mente a corto plazo no ocurre solamente en el panorama político, sino que es parte importante de la situación conductual de los habitantes del país quienes arremeten contra otras personas, marcas y productos con la primera mala imagen, campaña o noticia (falsa en muchas ocasiones) estrategia diseñada para impactar no solo en las ventas de la marca, sino para destruir su imagen y sacarla del mercado. Ese tipo de acciones tienen un fuerte efecto en las compañías quienes sufren con inventos que una gran cantidad de colombianos reconocen como noticias reales sin verificar las fuentes de información a las que le están creyendo.
Éste mismo comportamiento ocurre a nivel de productos, en donde algunos de los alimentos son tildados de nocivos, perjudiciales o por el contrario “milagrosos” para la vida de las personas y ese comportamiento de manada genera rápidos crecimientos o contracciones en los mercados, afectando a los productores o generando altas demandas momentáneas que terminarán cuando otro gurú o fuente de dudosa procedencia quiera distribuir otra historia acerca del mismo o de otro producto que cumpla con los deseos, sueños e ilusiones de los colombianos.
Las redes sociales se han convertido en el medio perfecto para alcanzar la mente de aquellos que se divierten creyendo todo lo que le dicen por cadenas, páginas de noticias falsas o en los perfiles en redes sociales del conocido del amigo de un amigo. Desde la masificación del internet, las cadenas de noticias, imágenes, malware y estafas se empezaron a distribuir usando desde las direcciones de correo electrónico, en las cuales se adjuntaban archivos con contenidos de dudosa veracidad, diseñados para robar las cuentas, el dinero e información de las personas que decidían abrir y reenviar ese tipo de información.
Actualmente es muy común recibir cadenas (información reenviada, que es muy difícil trazar el punto de partida y se va haciendo tendencia) por medio de aplicaciones de mensajería instantánea, o las redes sociales más populares. Estos medios se están convirtiendo en un arma de alto impacto para la tranquilidad de los colombianos, viene disgregando a las familias del país que se enfrentan por temas políticos, sociales o comerciales, reforzando comportamientos agresivos o tomando posiciones radicales, excusándose en que otras personas comparten información irreal de temas a los cuales sienten afinidad. Más allá de verificar la veracidad de forma imparcial de un tema, el colombiano se conforma con centrar sus preferencias del tema de la noticia que comparten en sus redes sociales, pues le tienen afinidad a las mentiras que desean que sus seres cercanos lean.
Sin importar cuál sea el nivel de verdad que poseen los temas que comparten, los colombianos vienen sintiéndose conformes con las mentiras que se quieren creer, la situación se ha tornado tan complicada que muchas redes sociales están implementando formas para contrarrestar el esparcimiento de mentiras que pueden herir, generar fanatismo o terrorismo dentro de la sociedad y también es nuestra responsabilidad ubicarnos desde un punto imparcial al momento de recibir y compartir información para no ser idiotas útiles de las mentiras que otras personas quieren compartir mediante portales de medios de dudosa procedencia.