Por: Lida Alejandra Acosta (Investigadora RADDAR CKG / Directora de Estudios Económicos)

Hace unos días, el Concejo de Bogotá puso sobre la mesa una propuesta que ha levantado demasiado polvo para tratarse de un sólo día al año: el día sin carne. Propuesta, que se sustenta en una serie de ventajas y beneficios para la salud de los capitalinos, en especial en el marco de emergencia climática que enfrenta la ciudad y el mundo. Aunque se trata no de una obligación sino de una medida pedagógica, la propuesta busca que los capitalinos empiecen a adoptar distintos hábitos de consumo que tengan un menor impacto ambiental.

Sin entrar en discusión sobre sí es mito o verdad el efecto que tiene la producción de carne sobre el medio ambiente, es importante considerar que es necesario empezar a implementar distintas medidas para enfrentar el cambio climático, por supuesto un día sin carne no ayudará en su totalidad con los retos que nos albergan en torno al clima, así como el día sin carro tampoco lo hace; no obstante, su labor pedagógica da a conocer a los capitalinos no sólo el efecto de la producción de carne en el incremento del efecto invernadero, la deforestación y la contaminación de fuentes hídricas; sino que también, le permite al transeúnte capitalino aprender acerca de las alternativas que en el mercado se encuentran para incluir ocasionalmente dietas con proteínas de origen no animal.

Hoy en día, cada de vez más restaurantes incluyen dentro de sus menús alternativas libres de proteínas animales, como parte de una estrategia de captar igualmente este nicho. Así mismo, marcas como Pietran han incursionado en la producción de proteínas a base de plantas y leguminosas. Sí bien parece un avance importante, es de considerar que el precio de estas alternativas en muchas ocasiones es más alto que el de una proteína animal, lo que limita en sí su consumo.

La tarea de la Alcaldía evidentemente tiene que ver con la comunicación y la educación del consumidor, la cual es indispensable, ya que muchas personas consideran que una dieta libre de proteína animal se basa únicamente en verduras, cuanto en el mercado existen múltiples alternativas. Por otro lado, el mercado debe tomar vocería igualmente para la difusión de información, y debe acompañar en lo posible al consumidor, esto le permitiría cierto acercamiento y una mejor aproximación al mismo en medio de un mercado que cada vez crece con ímpetu.