Por Daniela Ramírez – Investigadora RADDAR CKG.

Soy economista de formación, amo profundamente mi carrera, agradezco las herramientas que ésta me dio para hoy en día poder pensar un poquito más a fondo, y la verdad sí tuviera que volver a elegir qué estudiar, estudiaría economía de nuevo. Pero hace unos meses que salí al mundo “real”, al mundo laboral, y me di cuenta que en la universidad me enseñaron a pensar como sí viviéramos en una economía de competencia perfecta, en palabras más simples, como sí viviéramos en una utopía.

En el primer semestre de universidad me enfrenté a una materia llamada “Introducción a la Economía”, materia que está en absolutamente en todas las carreras, sólo cambie la palabra “economía” por el nombre de cualquier otra carrera y verá que la encuentra en todos los pensum, pero ese no es el punto, el punto es que en esta materia me hablaron de lo que dijeron hace ya unos buenos años algunos personajes famosos como Adam Smith, Thomas Malthus, Jean-Baptiste Say, Karl Marx, John Maynard Keynes, Santo Tomás de Aquino (porque soy tomasina), entre otros, pero en esta materia no profundizaron mucho en las teorías de estas personas, ni de los que vinieron después de ellos, sino que lo hacen hasta que entré a cuarto semestre y veo algo que se llama “Historia del Pensamiento Económico”, bella materia, bastante entretenida, que veía los lunes a las 6 de la mañana, allí me meten en la cabeza un montón de teorías que se inventaron los señores nombrados anteriormente hace un montón de tiempo, claramente en la época que vivió cada uno de estos personajes fueron totalmente validas, con algunas excepciones, y es importante conocerlas porque todos debemos saber de dónde venimos, pero aplicar o tratar de aplicar esas teorías hoy en día sería una cosa bastante loca y creo que muy poco fructífera.

Entre el periodo de tiempo que pasó cuando vi introducción a la economía e historia del pensamiento económico, vi dos bellas materias llamadas Microeconomía I y Microeconomía II, la primera, enfocada en la teoría del consumidor y la segunda en la teoría del productor, hoy puedo decir que en esas materias me volví bastante buena en álgebra y en calculo, pero que del comportamiento de los consumidores y de los productores no aprendí nada, empecemos porque en estas materias lo primero que le dicen a uno es que los consumidores son racionales y no, los  consumidores no son racionales y menos los consumidores colombianos, en algo que si aciertan estas teorías es que los consumidores siempre buscamos maximizar nuestro beneficio y los productores buscan minimizar sus costos, es algo totalmente valido y que hoy en día se puede ver reflejado en la industria bajo la situación de un grupo significativo de empresas que poco o nada se interesan por el bienestar de sus consumidores, aún sabiendo, que sin esos consumidores su empresa seguramente no existiría.

Como lo mencione en un principio, hace unos meses entré en el mundo laboral y empecé en una empresa enfocada a estudiar y entender el comportamiento de los consumidores, tarea bastante complicada, y fue allí en donde descubrí que en la universidad aprendí bastante teoría pero muy poco de lo que es el mundo realmente, lo cual, me parece que puede mejorar, no es que la economía, o más bien las teorías económicas estén obsoletas, lo que pasa es que necesitamos traerlas al presente, pero más que eso los economistas debemos dejar de ver a los consumidores como una función matemática y más bien entender que no existen dos consumidores iguales y que estos jamás se van a comportar de una manera racional, que todo influye en las personas a la hora de gastar y consumir, sea desde un fenómeno climático hasta la recomendación de una vecina de acuerdo a su buena o mala experiencia con un producto, y en mi poca experiencia, puedo decir que el mercadeo es una herramienta maravillosa para lograr eso, así que como economistas tenemos dos opciones o empezar a estudiar las cosas que se estudian en el mercadeo, o ver como en unos años los señores mercaderistas acapararán el mercado laboral.