Por Camila Ortiz Gómez, Directora del Observatorio  de Moda RADDAR – Inexmoda.

Luego de la modificación al arancel de prendas de vestir en diciembre de 2022, en donde éste paso de ser mixto a plano, es decir, un arancel del 40% sin estar ligado a umbrales de cantidad o valor, se habló del esquema arancelario que registraba una categoría de suma importancia para la industria de la moda: El calzado.

Desde el año 2018 se han venido adoptando medidas para la prevención y control del fraude aduanero en las importaciones de algunas categorías del sector de la moda, teniendo en cuenta la participación del contrabando, así como también la vulnerabilidad de la industria frente a las importaciones, buscando un escenario de equilibrio en donde el sector colombiano no se vea tan afectado por los precios bajos de algunas empresas  y productores extranjeros. De esta manera, bajo el decreto 436 de 2018 se modificaron los umbrales establecidos a las importaciones de fibras, hilados, tejidos, confecciones y calzado que se habían establecido en el decreto 2218 de 2017. En cuanto a esta última categoría, se modificaron los umbrales establecidos, quedando entre 3 y 8 dólares por par, dependiendo del tipo de calzado.

No obstante, en diciembre del 2019 bajo el decreto 2279, se estableció un nuevo esquema arancelario para la industria del calzado. Esta medida contemplaba un arancel del 35% cuando el precio FOB declarado fuera inferior o igual a un umbral entre 6 y 10 dólares por par, dependiendo del tipo de calzado. Adicionalmente, la capellada, un insumo clave para la fabricación de zapatos, se le aplicaría el arancel cuando el precio FOB declarado fuera inferior o igual a 5 dólares por kilo. Cabe la pena destacar que esta medida no aplicaba para países con los que Colombia tuviera tratados de libre comercio. Posteriormente, finalizando el 2020 y con ansias de recuperarse luego de la drástica contracción que registró el sector del calzado, se llevó a cabo la prorroga del decreto mencionado anteriormente por dos años más, es decir, hasta el 31 de diciembre del 2022. Bajo un nuevo gobierno, esta medida fue nuevamente extendida bajo el decreto 2632 del 2022, pero esta vez por 3 años, quedando vigente hasta el 31 de diciembre de 2025.

Si bien con la modificación del arancel a las prendas de vestir y complementos se generaron diversas posiciones a favor y en contra, la medida para el calzado no es nueva y como se explicó, ha venido rigiendo desde el 2019, con el fin de beneficiar al sector, ya que busca restringir la subfacturación de importaciones, teniendo en cuenta que se venían declarando mercancías por un valor inferior al de su transacción evitando pagar más dinero bajo los umbrales establecidos. Desde la Asociación Colombiana de Industriales del Calzado, el cuero y sus manufacturas, ACICAM, se ha venido haciendo seguimiento a las medidas, intentando mejorar las condiciones de mercado y atacando el dumping y la informalidad que han sido obstáculos para el desarrollo de la industria.

Ahora bien, si revisamos el índice de precios al consumidor donde la base es diciembre 2019, cuando se implementó la medida, se evidencia como los precios al consumidor no tuvieron ninguna afectación, en contraste cayeron significativamente a causa de la pandemia, pues el sector atravesó un cierre total, dejando como única alternativa, el e-commerce y largas jornadas de descuentos y promociones para incentivar el consumo. Posteriormente se ha reflejado un crecimiento en el indicador, especialmente en la segunda parte del 2022, pero esto va en línea con el índice de precios al productor, el cual viene aumentando significativamente desde finales del 2020 generando una importante brecha entre ambos indicadores.

Esta, refleja los esfuerzos de la industria ante las fallas en las cadenas de suministro mundial, que afectaron los precios de contenedores, fletes y demás costos de transporte, así como también el encarecimiento de insumos como las pieles o el cuero durante los últimos años. De esta forma, si bien los precios del calzado han aumentado paulatinamente, el sector ha demostrado su compromiso, pues han debido sacrificar rentabilidad a costa de mantener a los consumidores felices. Con base en lo anterior, la estructura arancelaria actual del calzado no está impactando los precios de la categoría, pues lo que pretende la medida es evitar el dumping o precios extremadamente bajos por un par de zapatos, con el fin de que para la industria local no le sea tan difícil competir, más no tener una protección total, pues es un sector aún en construcción, donde incluso la presencia de marcas extranjeras les genera mayores retos en términos de innovación.

Cuando revisamos el comercio exterior, también hay buenas noticias, pues desde la apertura en el 2021, si bien se ha registrado un crecimiento de las importaciones, se evidencia un importante pico de exportaciones del capitulo 64 de la estructura arancelaria, lo que reitera el propósito de la industria en continuar creciendo, ganando competitividad tanto en el mercado local como en el global. Este resultado viene acompañado de los esfuerzos de los diferentes actores del sector, pues en los últimos años, junto al Ministerio de Comercio, Industria y Turismo se han ejecutados programas para fortalecer la competitividad del sector de marroquinería, cuero y calzado, teniendo en cuenta que el 90% de la industria del calzado colombiano está conformada por micro, pequeñas y medianas empresas por lo cual iniciativas como como CREEce, Fabricas de Productividad, la red de empresarios Compra Lo Nuestro, el programa Modalnn, entre otros han impulsado la formalidad y los procesos productivos.

De esta forma se evidencia como una estructura arancelaria que busca ayudar a la industria local debe ir acompañada de un constante compromiso para la transformación del sector, en donde cada vez tengamos mayores capacidades en mano de obra calificada, mejores procesos productivos, innovación e inversión.