Por Henry Miguel Rodríguez Ortega, miembro del equipo de investigación de RADDAR CKG.

Según un informe del Banco Interamericano de desarrollo (BID), la tecnología o la transformación de las empresas hacia la automatización de todos sus procesos, podría poner en riesgo los empleos de América Latina. Esta situación me trasladó inmediatamente a lo que quizás fue la mayor transformación social de los últimos siglos, la Revolución Industrial, la cual hace referencia a la transformación económica, social y tecnológica de las naciones europeas a finales del siglo XVIII e inicios del siglo XIX, ocasionadas en gran medida por el salto hacia la industrialización como consecuencia de los grandes descubrimientos tecnológicos y científicos que contribuyeron a que se crearan nuevos sistemas de producción.

Pese a que este cambio logró grandes contribuciones para la economía, entre estos, que la producción aumentara y los precios de muchos bienes y servicios disminuyeran, también trajo consigo un impacto negativo: aumentó el desempleo. Esto como resultado de la sustitución de la mano de obra por máquinas que realizaban las mismas labores.

La actualidad en la que vivimos nos pone de manifiesto que estamos ante la cuarta revolución, que algunos denominan la “revolución tecnológica”, la cual abarca una etapa enmarcada por avances tecnológicos emergentes en una serie de campos como la robótica, la nanotecnología, internet, la inteligencia artificial, , biotecnología, impresión 3D, vehículos autónomos y entre muchos más avances que la humanidad está adoptando por las facilidades y comodidades que estas le ofrecen a su diario vivir, un ejemplo de esto, lo experimenté en un almacén de cadena en la que implementaron cajas automáticas donde no era necesario la labor de un cajero y es mucho más rápido y fácil de manejar, simplemente escaneaba mis productos, me daba el valor total a pagar, cancelaba y me iba con mi recibo. Es aquí donde el problema florece, ya que la tecnología está creciendo a gran velocidad por su gran aceptación, pero lo que no vemos, es que podría repercutir de la misma manera negativa en el empleo como pasó con la revolución industrial, al menos que cambiemos el rumbo.

Según el BID entre el rango del 30% al 40% de los puestos de trabajo podrían estar en riesgo en América Latina en los próximos años, lo cual nos conlleva a plantearnos cuestionamientos tales como,  ¿Cuál sería el camino a seguir para no tomar la misma vía de la revolución industrial?, ¿Qué acciones deberíamos tomar para sacarle ventaja a la tecnología antes de que ésta nos deje botados? Indudablemente, no hay una solución definitiva, pero si hay acciones que podrían redireccionarnos por el camino correcto. La más importante a mi parecer, sería incentivar la educación, pues es claro que una sociedad con conocimientos, estará más capacitada a adaptarse a los requerimientos de las nuevas industrias, además que se tratará de un cuerpo social que contará con aptitudes para no sólo ser empleados sino generadores de puestos de trabajo, de tal forma, que las nuevas generaciones deben ser el foco de atención, pues si se empieza educando a los niños los cuales serán la fuerza laboral del futuro se alcanzará una sociedad más hábil en términos tecnológicos. No obstante, hay que prescindir de la idea que la automatización podría reemplazarnos del todo, pues la fuerza laboral tiene cualidades únicas intrínsecas a su naturaleza humana, que si se fortalecen, podrían captar la atención de las industrias por sus capacidades indispensables para el buen funcionamiento de la misma, a las que me refiero son las habilidades socioemocionales, aquellas habilidades que un robot o un sistema automático no tiene, como la capacidad de negociación, persuasión, análisis para la solución de problemas y la más importante la capacidad de innovar con nuevas ideas que revolucionen el sistema productivo actual.

De hecho y para concluir, estás destrezas son las que han posicionado a las industrias creativas en el lugar en que están, pues se necesitan más personas que con sus conocimientos y creatividad logren construir una idea que se materialice en una industria generadora de empleo, contribuyendo a que muchas familias obtengan ingresos para satisfacer sus necesidades básicas, es decir tengan calidad de vida.