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Por: Lida Alejandra Acosta (Investigadora RADDAR CKG / Directora de Estudios Económicos)
La cuarentena puede representar para algunos un descanso, el no salir a exponerse en el transporte público y aguantarse las interminables horas en él, además del costo que esto representa. Sin embargo, para otras personas esta cuarentena representa un aumento del trabajo; la población a la que me refiero son las mujeres.
La presencia de toda la familia en la casa genera un aumento de las horas de trabajo, más bocas que alimentar, más tiempo en la limpieza, más horas de atención a los niños o ancianos -si los hay en el hogar- y por supuesto más horas en las compras y demás actividades. Estas tareas esenciales garantizan el funcionamiento del hogar, pero así mismo, son las que más tiempo y esfuerzo requiere y a su vez son las menos remuneradas. Aunque históricamente este trabajo se les ha atribuido a las mujeres, lo anterior no deja de lado que ambos géneros lleven a cabo las tareas del cuidado, sin embargo, estas recaen en mayor medida sobre las mujeres.
Durante este periodo de aislamiento, parece que el tiempo de desarrollar algunas tareas se ha prolongado aún más, por ejemplo, el tiempo de las compras de alimentos. De acuerdo con un estudio de FENALCO, las mujeres se tardan menos tiempo en realizar las compras que los hombres, si se trata de esto, muchas mujeres optan por realizar las compras del hogar, ya sea porque saben lo que necesitan para los almuerzos de cada día, o porque saben estiran más el dinero, y con las restricciones en el comercio estas actividades les toman aún más tiempo. Así mismo, se deben considerar las madres cabeza de familia, los cuales deben ajustar sus salidas a hacer las compras con los niños, pues no los pueden dejar solos si se tratan de niños pequeños. Por otro lado, a las mujeres también se les ha cargado el tiempo del cuidado y supervisión de los niños con sus tareas escolares, que además de involucrar tareas de supervisión, también deben desarrollar el rol de enseñanza y asistencias con las herramientas informáticas.
Sea como sea, el trabajo de las mujeres en relación con las tareas domésticas ha aumentado hasta tres horas diarias de acuerdo con una encuesta realizada por el Concejo de Bogotá, mientras que los hombres, han manifestado tener más tiempo de ocio en el hogar. Esto revela además de una mayor carga, una menor distribución del trabajo dentro del hogar, reduciendo el tiempo libre de las mujeres especialmente estratos 1, 2, y 3.
De esta manera, aunque su participación no es absoluta, el trabajo doméstico sigue recayendo sobre las mujeres, siendo este trabajo sobrevalorado y no remunerado. Algunas propuestas se han puesto sobre la mesa, por ejemplo, como resultado del estudio elaborado por el Concejo de Bogotá, se proponer que se exima a las mujeres trabajadoras del pago de seguridad social para compensar la sobrecarga que tienen ellas. No obstante, en este momento de cuarentena no resulta tan fácil resolver esta realidad. Sin embargo, es de vital importancia visibilizar la cuestión, sacarlo de un ámbito privado, doméstico a uno público en donde realmente se exponga la importancia que tiene esta actividad, pues gracias a estas tareas es que se pueden desarrollar otras actividades como las sociales y económicas. Es hora de que se empiece a considerar una remuneración doméstica, más allá de los obstáculos que esto represente, resulta importante en una economía que depende altamente de esto.
