Por: Martha Cecilia Moreno Mesa, Presidenta Ejecutiva de Certicámara S.A.
La tecnología, sin duda, fue aliada del mundo en 2020. Las cifras internacionales y nacionales confirman la importancia y aceleración que tuvo la transformación digital en el año que pasó, debido a la pandemia. Según el informe CEO Outlook 2020: Covid-19 de la consultora KPMG, el 80% de las empresas en el mundo adelantaron su transformación digital por Covid-19. En nuestro país, de acuerdo con la más reciente encuesta de transformación digital realizada por la ANDI en 2019, el 63,5% de las empresas encuestadas respondieron que sí contaban con una estrategia en ese frente. A hoy, la Asociación afirma que 6 de cada 10 empresas tienen un plan digital, y esto hace evidente el camino recorrido por el sector empresarial, pues hace cuatro años el porcentaje estaba en 25%.
Pero, ¿qué es la transformación digital? Aunque existe una gran variedad de conceptos académicos y técnicos al respecto, les comparto una definición que puede ser el punto de partida para muchas organizaciones: “La transformación digital son las nuevas oportunidades de estrategia de negocios que surgen gracias a la aparición de las tecnologías. Reconstruye las dinámicas de las organizaciones para adaptarlas a las necesidades del presente y del futuro. En las empresas es pieza clave en el plan de negocios”, Escuela de Negocios IEBS School.
Aunque pareciera sencillo, en la práctica, las compañías no tienen claro cómo plantear su estrategia de transformación digital, ni mucho menos la conciencia de que ésta debe concebirse a largo plazo y no como una táctica. En este punto, quiero precisar que cada empresa inicia de manera diferente, no se implementa como un estándar y por el contrario, debe existir una revisión que va desde los procesos internos hasta los sistemas de software. Ahora bien, un factor clave para el éxito de la estrategia a incorporar es el cambio cultural que debe generarse a todo nivel de la organización.
Sin duda, ante la coyuntura ocasionada por el Covid-19 y la inminente virtualidad que trajo consigo otros riesgos para las organizaciones, quedó demostrado que solo las más adelantadas en la implementación de proyectos tecnológicos, con altos estándares de seguridad y a través de aliados idóneos, han mitigado pérdidas económicas y reputacionales frente al incremento de ataques cibernéticos y fraudes en trámites y servicios.
Es aquí donde se resalta el papel de las entidades de certificación digital en el país, como Certicámara S.A., que ha contribuido a consolidar planes asociados a las estrategias de transformación digital en entidades públicas y empresas. A manera de resumen, en 2020 esta compañía fue aliada de cerca de 55 mil organizaciones colombianas, a través de herramientas tecnológicas como firmas digitales, biometría por huella, certificados de servidor seguro para proteger los sitios web y correos electrónicos certificados, entre otras, que blindaron la identidad digital y la información electrónica de millones de usuarios y ciudadanos.
En definitiva, si usted es de los que cree que no es necesario apostarle aún a la transformación digital o prefiere postergar los planes en esta materia, lo invito a reflexionar sobre esta afirmación realizada en 2019 por la firma McKinsey & Company para América Latina: “invertir en transformación digital es una cuestión de supervivencia”. Si no se quiere desaparecer, hay que repensar los negocios y modelos de servicios al ciudadano con el uso eficiente de tecnologías. Y sobre todo, no olvide que el costo más alto de la transformación digital, es no contar con ella.