El pasado viernes 12 de marzo, el presidente Álvaro Uribe fue el invitado de honor de la Universidad EAFIT para participar en el foro “El desempleo en Colombia: problemas estructurales y alternativas de política”. El experto Hugo López insistió en su repetida hipótesis de la inconveniencia del salario mínimo y de su aumento en términos reales, debido a que la alta informalidad de la economía colombiana termina por absorber buena parte de la fuerza laboral; en tanto que, el profesor Jesús Botero planteó la posibilidad de usar mecanismos tributarios favorables a la atracción de inversiones pero condicionados a la exención de pagos parafiscales con el fin de focalizar la confianza inversionista en sectores formales de la economía.
El presidente Uribe respondió a las propuestas desde su inspiración en el principio de Santa Teresa que apuesta por la distribución equitativa de la inconformidad; en este sentido, el mandatario señaló que algún sector de la sociedad colombiana le reclama por su incapacidad para eliminar los parafiscales en tanto que otros sectores le piden mantener esas fuentes de financiación para garantizar la labor social que cumplen las Cajas de Compensación, el ICBF y el SENA.
El que fuera ponente de la Ley 50 de 1990 y coautor de la Ley 789 de 2002, argumenta que el salario mínimo si beneficia a los pobres (en alusión directa al planteamiento esgrimido por López) y que para él se trata de un asunto de economía política en donde está en juego la gobernabilidad social. Además, ante la propuesta de Botero, asegura que no se puede desconocer que la atracción de inversión extranjera está inserta en un mercado global que compite por los recursos.
En suma, las presentaciones de carácter académico -profusas en gráficos y tecnicismos- fueron opacadas por la habilidad del orador que armado de su libreta de apuntes, dejó entrever que en vísperas de elecciones su discurso se sitúa del lado del pragmatismo político rayano en el populismo. Cabe recordar, que en otras ocasiones el mismo orador ha tomado el ropaje del más ortodoxo tecnócrata y ha defendido una posición incluso más radical a la de sus contradictores en este foro.
En conclusión (también teniendo en cuenta la unanimidad resultante de la cita electoral del 14 de marzo), el principio que parece describir mejor la realidad colombiana actual es la distribución equitativa del conformismo.