Con frecuencia, la ciencia económica emplea un lenguaje complejo que pretende reducir los espacios de discusión negando la posibilidad de conocer otras fuentes de información y conocimiento. Es una forma de dialecto compuesto por tecnicismos, anglicismos y otras minucias presuntuosas que conceden el boleto de entrada al selecto diálogo poco distante de la soberbia.

Esta actitud tan difundida entre nuestros economistas le ha merecido la antipatía de sus vecinos científicos; asunto que, sumado a la gran influencia de la economía en las decisiones políticas con magros resultados reales, se constituye en invitación imperativa para el diálogo con otras disciplinas del saber.

Por medio de comentarios breves acerca de economía política, instituciones y políticas públicas, este blog pretende abrir un espacio de reflexión acerca del acontecer social con el fin de discutir y compartir opiniones provenientes de diversas fuentes: desde el sentido común de la sabiduría popular hasta los planteamientos de estudios científicos sofisticados.