El despliegue que ha tenido la Encíclica social «Caritas in veritate» en los medios de comunicación se ha caracterizado más por el afán que por el análisis profundo, por ende, el impacto mediático se ha reducido a interpretaciones parciales que demuestran la ausencia de una lectura completa del documento papal. El contenido de la Encíclica va mucho más allá del punto 67 que destacó la prensa con ocasión de la reunión de líderes mundiales en el que se resalta la necesidad urgente de una reforma política, económica y financiera que permita la creación de una Autoridad política mundial para el desarrollo solidario de los pueblos.
Sólo el subtítulo desarrollo humano integral en la caridad y en la verdad ofrece nociones de la riqueza intelectual y espiritual de la Encíclica. En particular, la reciente declaración vaticana nos recuerda la necesidad de la coherencia entre vida personal y vida social, como también entre micro relaciones –amistades, familia– y macro relaciones –políticas, económicas–. En este sentido, un principio fundamental de la doctrina social de la Iglesia es la caridad auténtica que solo puede edificarse desde la acción personal, por ejemplo, la justicia no solo corresponde a un sistema de derechos y deberes sino que se enriquece con la manifestación de la caridad auténtica en las relaciones humanas, al respecto el numeral seis asegura que “[q]uien ama con caridad a los demás, es ante todo justo con ellos”. De igual forma, el compromiso por el bien común también sienta sus bases en la vivencia social de las personas que trasciende la búsqueda del bien individual para promover el bien de toda la familia humana.
Además, la visión integral del desarrollo y los retos en materia social, económica y política que nuestro tiempo le impone, el mercado con lugar para la solidaridad y la confianza recíproca, la apertura responsable a la vida, la ética amiga de la persona, el uso inteligente de la naturaleza, el uso ético y responsable de la técnica, entre muchos otros, son temas que exigen una lectura juiciosa del texto Pontificio antes que apresurarse a emitir juicios con base en la cobertura mediática.
Para quienes trabajan la política, la economía y la técnica, se trata de un documento que amerita ser estudiado a fondo. Es una oportunidad para entender por qué la fe y la razón, antes que mundos separados, permiten enriquecer las posibilidades de la vida social por medio de la coherencia en la vida personal. En resumen, la tarea consiste en leer la encíclica en clave de incidir y servir a la causa del “desarrollo de todo el hombre y de todos los hombres”, tanto en el orden de las ideas como de los comportamientos.