Sentado entre un grupo de periodistas y en compañía de Luis Fernando Vélez, creador de la marca Amor Perfecto y un profundo conocedor del mundo cafetero, Domingo Torres se alista para contar su historia, con la misma minuciosidad y paciencia con las cuales logró el mayor reconocimiento otorgado por el mercado nacional del café con su más reciente cosecha.
La suya empieza como la de miles de colombianos en busca de una mejor vida para su familia. La de Domingo tiene un final feliz y con sabor a café, uno ganador en dos ocasiones consecutivas del Concurso Nacional de Calidad Colombia, Tierra de Diversidad (2021 y 2022), de la Federación Nacional de Cafeteros.
Un día, a finales de los 90, después de abandonar sus labores de pesca en su natal Guapi (Cauca), de cortar caña en el Valle del Cauca y ya cansado de su situación económica, Domingo se fue a Venezuela de nuevo como cortero de caña, pero apenas se estaba acomodando, cuando lo deportaron por falta de papeles. Tan rápido como lo devolvían, él regresaba al país vecino.
La situación se repitió varias veces hasta que el agotamiento le obligó a regresar y dedicarse a diversas labores hasta dar con la minería en Norte de Santander. Por fin, sus ahorros de once años del trabajo en las minas y el apoyo de su esposa le permitieron invertir en algo propio.
Así, sin tener la menor idea de cómo llevarla, compró una finca en El Sombrerito, vereda de Ragonvalia, en Norte de Santander, a la que llamó El Roble, ubicada a 1.920 metros de altura.
“Me metí con la ganadería y no sabía ni ordeñar una vaca, le pagaba a un ordeñador. Le dije a mi esposa ‘esto no está dando resultados’”, recuerda Domingo Torres.
Por esa época (2008-2010) La Federación Nacional de Cafeteros inició una campaña de motivación para la siembra de café. La idea le sonó a Domingo y poco después compraba las 5 mil matas de café, variedad Castillo, con las que se convirtió en caficultor en contra de cualquier pronóstico.
“Cuando compré la finca eso eran puros helechales y se daba una que otra fruta, pero nadie había sembrado café hasta ese momento. Los vecinos me decían “negro, usted está loco, ¿qué va a hacer ahí?, pero ya cuando vieron mis cafetales tan bonitos dijeron “a este negro como que le va a ir bien””, dice risueño este afrocolombiano sereno y muy humilde, y agrega que así fue como sus vecinos siguieron sus pasos y dieron vida a una nueva zona cafetalera.
Y aunque sus primeras cosechas tuvieron buen resultado, las ganancias no alcanzaban a cubrir los gastos generados por la finca. La preocupación lo llevó hasta una charla sobre café Geisha, catalogada como variedad exótica y mejor pagada que las variedades tradicionales en ese momento.
El dato llamó la atención de Domingo Torres que tomó los últimos 500 mil pesos destinados a otros gastos y sin pensarlo mucho compró un kilo de semillas: de inmediato se regó entre sus vecinos el cuento de que lo habían robado, pero Domingo Torres sabía lo que hacía.
Salvando algunos otros obstáculos y arriesgándolo todo logró su primera cosecha. Apenas empezó a dar frutos, Domingo llevó algunas cerezas a un laboratorio de análisis. Allí le confirmaron su sospecha, sus granos serían de una calidad excepcional cuando llegaran al punto óptimo de maduración.
Fue así como terminó inscrito en el 2021 en el concurso Tierra de Diversidad, (http://www.federacindecafeteros.org) donde su café ocupó el primer lugar entre más de 20 finalistas y alcanzó el precio más alto en subasta.
Pero era apenas el principio. En octubre de 2022 su café volvió a ganar y esta vez alcanzó un precio récord en subasta: 78 dólares la libra.
En realidad, resultó cuatro veces ganador pues ocupó el primer lugar en los atributos de acidez, cuerpo, balance y exótico; y el segundo lugar en suavidad.
¨Por la mañana, apenas sale el sol, les pega a los cultivos en la finca. También tenemos cajones de abejas que ayudan a una buena polinización; hay muchas aves y otro tipo de fauna como lapas y cachicamos”, explica el caficultor.
Café con precio récord en subasta
Y en este punto aparece Luis Fernando Vélez, fundador de Amor Perfecto. La voz se corrió rápidamente y él sin dudarlo entró a la emocionante (cuentan) subasta en vivo en Neiva. Su deseo de adquirir al menos uno de los dos lotes para que los colombianos pudiéramos disfrutar de este exótico café, lo llevo a enfrentarse en una apretada puja con los empresarios chinos, hasta que finalmente logró quedarse con un lote.
Con la jocosidad que lo caracteriza recuerda como el siguiente lote llegó a los 55 dólares y la puja paró. Decidió entonces volver a entrar hasta que un empresario chino llegó al mismo precio pagado por él. Ahí paró “No podía permitir que se llevarán el lote a un precio menor del que yo había pagado. Era lo justo”, dice con una sonrisa pícara.
Desde ese momento sabía que el margen de ganancia para la comercialización de este grano era prácticamente inexistente, pero su convencimiento de que el mejor producto debe consumirse también en el país, lo llevó a hacer este esfuerzo.
“Hoy la caficultura exige ser disruptivos, inquietos, disciplinados, investigar y creer en lo que se hace, como lo demuestra Domingo Torres. No es posible lograr mejores resultados haciendo siempre lo mismo”, afirma Vélez.
En sus tiendas puede adquirirse desde finales del año pasado, en edición limitada y hasta agotar existencias, el café Domingo Torres, en presentación de 113 gramos, a un costo de 199.000 pesos colombianos.
Domingo por su parte, está más que orgulloso y dice haber logrado su gran sueño: “Ahora en El Sombrerito, en Ragonvalia, Norte de Santander, yo cultivo para honor de esta tierra ¡El mejor café de Colombia!, aquí en mi finca El Roble”, dice con su gran sonrisa .
http://www.cafeamorperfecto.com
Fotos: Archivo particular y Honoria Montes.
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