Fotos: Honoria Montes.

Decir que Diana Pinilla es una enamorada de la cocina italiana es quedarse bien cortico. Cada detalle de su diminuto restaurante lo cuenta y el aroma de sus platos lo reafirma. Llegué a Vecchia Pastas Artesanales en medio de un aguacero bien fuerte, con la ropa y los zapatos llenos de agua, y un tanto perdida, casi tanto como la fachada de su restaurante que se mimetiza en medio de los grandes estableci

mientos de comida rápida que lo rodean.

Al fin lo localicé en una esquina del barrio Pasadena, a una cuadra de la Autopista Norte. Su único salón es del ancho que ocupa un garaje, pero cuando uno entra, y más en un momento como en el que llegué, se siente enorme, como la casa familiar y tan cálido como ella.

Así es también la chef Diana Pinilla. Con su voz suave cuenta una y otra vez su historia a quien quiera conocerla, mientras sirve sus pastas frescas, amasadas y cortadas a mano, acompañados de las salsas caseras de larga cocción que se han convertido en su firma.

Este era el lugar que había soñado desde que descubrió la magia de la cocina italiana mientras estudiaba y vivía en Argentina, y su idea no era abrir un restaurante grande, como a los que nos tiene acostumbrados el mercado local últimamente, ella lo quiso así, pequeño, para ir creciendo poco a poco y poder atender personalmente a cada uno de sus clientes, que, casi en un ciento por ciento, regresan a probar algo nuevo.

“Mis platos te van a inspirar a recordar los sabores de la casa, los aromas de los domingos en familia. El restaurante es una creación muy desde el amor y el respeto por las tradiciones, no hay algo sofisticado o grande porque lo que queremos es una experiencia bonita, donde tú te reúnas con tu familia, comas, hables…en medio de sabores y aromas que vas a disfrutar muchísimo”, comenta la chef Diana Pinilla.

La chef es licenciada hotelera de la Universidad de Palermo (Buenos Aires) y profesional gastronómica del Instituto Argentino de Gastronomía (IAG) y las preparaciones al estilo de la Nonna son sus preferidas, de allí el éxito de Vecchia Pastas Artesanales que ya va por su primer año, y el de su cocina oculta, con la cual inició el negocio de las pastas dos años antes de abrir su establecimiento.

 

Las porciones son abundantes, todas las pastas de su menú son frescas y elaboradas por ella manualmente, los ravioli bien abultados (detesta los rellenos de cremas y escasos) y los ingredientes originales, para replicar los sabores clásicos de esta gastronomía.

Aquí se amasa a mano, las salsas y los panes son cocidos en su cocina, hasta los postres, que decidió dejar en las manos de su tía Martha Santana, famosa por esta labor en su familia, también son de elaboración casera y exquisitos.

Sin embargo, hay una preparación bien especial en su menú, su orgullo y su consentida. Las orecchiette, un infaltable italiano original de Puglia, que es siempre un plan completo. Estas pequeñas piezas de pasta en forma de orejita se hacen a mano y se les da forma una a una.

“En Colombia somos más de espagueti y pasta dura, pero aquí las seguimos haciendo una a una porque lo divertido de estas pastas es que podamos disfrutar en la cocina. Hacerlas significa también hacer una tarde café y postrecitos, mientras armamos nuestras orecchiete”, explica la chef Diana.

Los platos de Vecchia

A medida que nos contaba su historia, nos iba presentando sus platos más especiales y la historia detrás de ellos. Empezamos con su focaccia Vecchia, una tostada de focaccia bañada en pomodoro, burrata cremosa, tomates confitados, pesto y albahaca.

Las albóndigas de la Nonna, pequeñas, de cocción larga y en una pomodoro artesanal se convertirán en las preferidas de los amantes de esta clásica preparación.

Luego iniciamos un recorrido por sus pastas y si me preguntan cuál es la mejor, les diría que hay que visitar Vecchia varias veces para probarlas todas.

Sus ravioli negros rellenos de salmón, marinados en cítricos y servidos con una salsa de camarones y pomodoro, de los mejores que me he comido; le siguen de cerca los papardelle Amatriciana, con guanciale, pomodoro y reducción de vino blanco, acompañado de bocconcini y prosciutto cotto modena, muy cremoso y ligeramente picante.

No podían faltar sus orecchiette, bañadas en ragú de hongos y reducción de crema balsámica y queso bocconcini de búfala, para acompañarlas, elegí una de sus bebidas a base de tónicas infusionadas y siropes botánicos, un tanto amargas y bien refrescantes, apenas para la comida cremosa de la que disfrutamos.

Su carta, pequeña y poderosa, incluye otras especialidades de la casa como las pastas largas, canelones, lasañas, risottos, hay un plato muy especial hecho como un homenaje a su esposo peruano, sommelier y embajador de Pisco en Colombia, y al tiempo que vivió y cocinó en el Perú. Se trata del Lomo Salato, un lomo saltado con fetuccine en crema a la huanacaína.

Si todavía les queda espacio, les recomiendo compartir un postre, son delicados y con el sabor inigualable de las cosas hechas en casa. El de limón y la torta de chocolate fueron mis favoritos.

La chef Diana Pinilla es una convencida de la importancia de compartir el conocimiento y por esa razón algunos fines de semana organiza tardes de pasta para pequeños grupos, donde los participantes aprenden a elaborar pasta fresca, preparan sus platos y luego se sientan a compartirlos y a disfrutar del maridaje del sommelier de la casa y su esposo, Jorge Mendives.

Platos de $35.000 a $55.000 pesos. Abierto de lunes a domingo de11 a.m. a 6 p.m. Festivos de 11 a.m. a 5 p.m. Carrera 45 A N° 104 – 38, barrio Pasadena, Bogotá D.C.Domicilios: 320 2588949. Instagram: @vecchiapastasartesanales

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