Un número creciente de actores nacionales e internacionales coincide en el mensaje al Gobierno frente a la urgencia de apoyar las iniciativas en torno al incremento del impuesto al consumo de tabaco.

Veamos todo lo que se ha hecho, en espera de que el Ejecutivo de su espaldarazo final, en beneficio de la salud general de los colombianos y, de paso, de las finanzas del país.

En cuanto al impuesto al consumo de tabaco, las decisiones previas tomadas han demostrado su éxito contundente, sobrepasando las expectativas. Por ejemplo, disminuyó el número de fumadores y la frecuencia en el consumo, mientras que los tributos fueron más generosos de lo esperado, dándole un mejor respiro a las finanzas públicas.

El impuesto que se puso en vigencia desde el año 2017, trajo consigo una merma de 209.000 fumadores, pues la cifra pasó de 3,8 a 3,6 millones de personas, mientras que, según el Dane, la prevalencia en adultos se redujo en 1,1 puntos, al pasar de 9,8 % en 2016 a 8,7 % en el 2018; es decir, el impuesto tuvo el impacto esperado en el consumo, ya que se presentaron menos enfermos por esta causa.

Considerando el éxito indudable de la medida, pero también los retos que enfrenta el país para reducir los costos aun inadmisibles del tabaquismo, un grupo de congresistas, con el respaldo de la comunidad de salud pública, desde agosto pasado lidera un proyecto de ley que busca incrementar fuertemente el impuesto al consumo del actual $2.430 a $6.000 por cajetilla de 20 unidades, o proporcionalmente a su contenido. Esto permitirá sacarles partido a todos los beneficios de la medida.

Así, a los consumidores, una cajetilla les costaría no menos de 17.000 pesos, que, comparados con las necesidades básicas de dieta diaria de las familias, alcanzan para comprar una libra de carne, una libra de arroz, una bolsa de leche, diez huevos y una bolsa de pan tajado en cualquier tienda de barrio.

Incrementar los impuestos responde a las recomendaciones para reducir la epidemia de tabaquismo en Colombia. Así lo indican especialistas en informes debidamente documentados que están a la orden del día. Según el estudio ‘Caso de Inversión a favor del Control del Tabaco en Colombia’, del PNUD/OMS https://adobe.ly/2sfpHV4  34.809 personas mueren anualmente en Colombia por enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco, de las cuales 44 por ciento son menores de 70 años.

“Más de 6.300 de estas vidas perdidas son causadas por la exposición al humo del tabaco y 154 (el 2,4 por ciento) de esas muertes se dan en niños por debajo de los 15 años”.

En síntesis, esta adicción promovida por la misma industria tabacalera le cuesta a Colombia $17,2 billones al año (algo más de dos veces el valor de la economía cafetera), cifra que también equivale a 1,8% del PIB anual nacional. Del total, $6,5 billones son gastos por tratamientos médicos y $10,7 billones corresponden a la valoración por pérdida de capacidad productiva del fumador en su actividad laboral, traducida en mortalidad y discapacidad.

Este último tema es preocupante, cuando aún en Colombia hay hogares en los que al menos uno de los miembros fuma dentro del lugar de habitación, perjudicando la salud de las familias y sobre todo, de los niños. El estudio ‘Caso de Inversión a favor del Control del Tabaco en Colombia’ https://adobe.ly/2sfpHV4 indica una cifra de dos millones de menores de edad expuestos (involuntariamente) al humo de los fumadores.

También, temas que hasta ahora han estado al margen, como el papel de las mujeres en el cuidado del enfermo por causas de tabaquismo ya empiezan a ser expuestos en múltiples foros.

Vale la pena destacar que estos cuidados los brindan, particularmente las mujeres, muchas en edad de ser económicamente activas, bien sea estudiando o trabajando, pero que dejan esas labores por dedicarse al hogar, sin pago.  Estos son costos aun no suficientemente dimensionados y sus consecuencias para el desarrollo empiezan a ser objeto de atención en el escenario global.

El daño que genera la adicción al tabaco ya está medido en sus principales aspectos directos e indirectos: en la salud del consumidor y su entorno familiar, las afectaciones en la vida laboral, en la economía del país y en los gastos que esto le acarrea al sistema de salud.

Así las cosas, ya está todo sobre la mesa y ‘solo falta el centavito p’al peso’: la decisión del Gobierno de impulsar el proyecto de ley que está en curso, para que este pase de $2.430 a $6.000 por cajetilla de 20 unidades.

De tomarse esta medida, el número de fumadores pasaría de 3’6 millones a 2’6 millones, mientras que la intensidad en el consumo de cigarrillos diarios bajaría de 6,6 a 5,5 unidades; en consecuencia, las ventas anuales de la industria tabacalera en Colombia caerían de 440,25 millones de cajetillas de 20 unidades a 254,47 millones, pero los tributos por concepto de impuesto específico aumentarían un 50 % por cuenta del mayor ajuste en la tarifa.

Una recomendación, con clamor: por favor, entendamos que el tabaquismo lo sufrimos todos, apoyemos desde todos los sectores las medidas que funcionan para controlarlo, como los impuestos.