- Colombia tiene un inmenso potencial en su sector agropecuario.
- Colombia tiene más de 30 millones de hectáreas aptas para la producción agraria.
- Colombia tiene…
Las frases de cajón, propias de la Fábrica Nacional de Discursos a la hora de escribirle uno al político de turno o al ilustre visitante, es solo eso, frases, pues el panorama del sector agrario, por donde quiera verse, causa más que tristeza, más con las condiciones actuales: pandemia, paro y cierre de vías, entre otras.
Los insumos no llegan a donde se necesitan, los trabajadores no pueden ir a sus sitios de trabajo, la producción que puede recogerse se pierde, los clientes no tienen proveeduría, los precios se ponen por las nubes y el caos y la desesperanza reina por doquier. ¿Alguien gana con la violencia desmedida que se está viendo en el país?
Hoy, al cierre de este blog, los ingenios del valle geográfico del río Cauca, anunciaron a través de su gremio, Asocaña, el cierre de sus factorías debido a la situación de bloqueo que persiste en el país. Así, los trabajadores de las empresas Carmelita, Incauca, La Cabaña, Manuelita, María Luisa, Mayagüez, Del Occidente, Pichichí, Providencia, Riopaila Castilla, Risaralda y Sancarlos se quedarán por un tiempo indefinido con los brazos cruzados.
La descripción es sencilla: los trabajadores no pueden llegar al corte. No puede hacerse el acopio por la escasez de combustible para los tractores y sus trenes cañeros. Si no llegan al ingenio, no hay bagazo para prender las calderas. Por lo tanto, no hay azúcar, mieles, etanol y hasta electricidad, esa que desde hace un tiempo entregan las fábricas de azúcar al sistema interconectado nacional.
El pasado jueves 20 de mayo una compañía productora de huevos sacrificó 400.000 aves de postura. La razón: no tenían insumos para alimentar a sus aves y ante eso es mejor sacrificarlas antes que verlas morir de hambre. Los huevos en la tienda a $500, cuando hace dos semanas costaban $300. Las quejas han sido reiterativas y el daño que ha hecho esta violencia sin cuartel puede acabar con la industria avícola. Gonzalo Moreno, presidente de Fenavi indicó que la recuperación, de darse, tardará algo más de un año.
«En avicultura hay más de 120 millones de aves en riesgo de muerte por falta de alimento. 20.000 toneladas de pollo y 180 millones de huevos están represados y no llegan a sus puntos de distribución. Hay 60.000 toneladas de alimento para las aves bloqueado sin tener acceso a las granjas. Miles de bandejas e insumos necesarios para esta industria que no están llegando a las granjas y plantas de producción. Como si fuera poco, a estos datos se le deben sumar los más de 10 millones de aves muertas.
«Más de 350.000 familias que dependen de la industria avícola están a la deriva. De continuar con el bloqueo de vías, muy posiblemente estas personas pasarán a aumentar el número de desempleados», dice un reporte entregado por Fenavi.
Por otro lado, la semana pasada los lecheros regaban sus pastos con leche, literalmente botándola porque no pasan los camiones del acopio. Para qué recogerla si las vías están cerradas por los vándalos y las grandes compañías cesaron temporalmente las compras ante la imposibilidad de recibir esta materia prima, por lo que no hay cuajada, queso, leche, kumis, yogurt, ni similares.
Previamente, a comienzos de año, la misma industria hizo bien lo que sabe hacer siempre: llenarse hasta la saciedad de inventarios de leche importada porque es mucho más barata frente a la producida en Colombia. Leche en polvo que llega beneficiada con inmensos subsidios por parte de los gobiernos de los países europeos y de los Estados Unidos.
Las mejores cuentas del sector ganadero las hace Fedegán, gremio que esta semana publicó un análisis detallado de las pérdidas que ha ocasionado la falta de insumos, derivada de los bloqueos impuestos por facinerosos sin control. Las pérdidas, al cierre de la presente semana, pueden sumar algo más de $350.000 millones de pesos.
José Félix Lafaurie, presidente del gremio, indicó que “más del 90 % de los ganaderos colombianos son pequeños y por ello son los más afectados por los bloqueos de vías y el vandalismo presentado con motivo de las movilizaciones”. El informe, detallado de Fedegán, puede consultarlo aquí
Ni qué decir de los paperos quienes, permanentemente y desde hace décadas, se quejan de las importaciones que llegan procedentes de los países europeos y, la verdad, con el paso de los años no se ven los controles a esos volúmenes, pese al arancel ad valorem antidumping aplicado a las importaciones de papa precocida proveniente de Bélgica, Alemania y Holanda.
No podrían dejar de relacionarse las importaciones de cereales. En las cuentas del Dane se reportó que en el 2020 se pagaron US$2.125 millones por las compras de 8,72 millones de toneladas (8’721.631), 3,9% más que lo pagado en el 2019 (US$2.045 millones).
Lo peor de las cuentas que entrega la entidad es que al revisarlas queda como conclusión que tal volumen sí puede sembrarse en Colombia, si bien hay mano de obra, tierras, material genético y, obviamente, quién compre las cosechas. Faltarían, eso sí, maquinaria y silos.
Por último, si de subsidios a la agricultura se trata, basta revisar los planes de beneficios a los productores que entregan los Estados Unidos y la Unión Europea. Para el primero, el ‘Farm Bill‘. Una ley de la que no se escapa nadie dentro de la cadena agraria estadounidense que es subsidiada y su presupuesto quinquenal supera los US$500.000 millones. Y por los lados de Europa, la Política Agrícola Común (PAC) para el desarrollo rural de los países de la Unión, cuenta con un presupuesto de 95.500 millones de euros entre los años 2021 y 2027. Con dinero que gira el Fondo Agrícola Europeo para el Desarrollo Rural (Feader).
Precisamente, y justo por estos días que César Gaviria ha vuelto ‘a sonar’, recuerdo como si fuera ayer el día de su posesión como Presidente de Colombia, 7 de agosto de 1990, cuando pronunció la frase: «Bienvenidos al futuro».
Sí, gracias por el futuro que nos brindó.
Esquirlas:
- Quienes informen sobre los gremios y el manejo de sus cuentas deben tener claro que una cosa es el manejo de los dineros de la parafiscalidad (recursos públicos) y la vigilancia que sobre esos dineros ejerce la Contraloría General de la República y otra los dineros del gremio (recursos privados) y que cada empresa hace con ellos lo que quiera.
- Sorprende la enorme población de vándalos que nos rodea, quienes se han dejado ver como los actores principales de la violencia actual que nos aqueja. Otra cosa es el paro, las manifestaciones y las justas reivindicaciones que busca la población en las marchas.