¿Qué le falta a la Bioeconomía para ser motor del desarrollo regional? y ¿de la financiación, qué?
Los temas de esta nueva entrega, resultado de un diálogo extenso y productivo con Hugo Chavarría Miranda, gerente del Programa Hemisférico de Bioeconomía y Desarrollo Productivo del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), en la sede central, en Costa Rica.
¿Qué hace falta a América Latina y El Caribe para que la bioeconomía se convierta en un motor de desarrollo regional?
La zona tiene una ventaja competitiva para convertir a la bioeconomía en motor de la reactivación socio-económica post COVID-19 y en apuesta estratégica para la inserción exitosa en el nuevo entorno, dado que alberga a 8 de los 17 países más megadiversos del planeta, tiene más del 25% de las tierras cultivables y 33,3% de los recursos de agua dulce del mundo.
Lo descrito convierte a América Latina y El Caribe en la región con el mayor potencial de generación de biomasa. Sin embargo, para que la bioeconomía sea un modelo de desarrollo viable y aprovechable para los diferentes tipos de agricultura y territorios rurales y se generen encadenamientos con el resto de sectores de la economía, es indispensable que los desarrollos científico-tecnológicos estén acompañados de marcos normativos y políticos.
Del mismo modo, enfoques de mercado y mecanismos inclusivos, que generen incentivos para que los agentes económicos de las cadenas de valor tomen la decisión de utilizar más eficientemente los recursos y procesos biológicos en sus modelos de producción, transformación y comercialización.
En cuanto a las principales políticas habilitadoras de la bioeconomía se encuentran:
a) Marcos regulatorios ambientales, sanitarios, agropecuarios y de salud que fomentan la bioeconomía.
b) Instrumentos para fomentar la creación o crecimiento de mercados de la bioeconomía (compras públicas, etiquetados, estándares, regulación y transparencia de mercados, etcétera.
c) Estímulos económicos, financieros y fiscales (crédito y financiamiento, impuestos diferenciados, fondos de inversión y acompañamiento, entre otros.
d) Generación y/o fortalecimiento de capacidades técnico-científicas para la innovación.
e) Políticas de localización industrial para bioeconomía como promoción de clúster, capacitación, promoción de la Inversión Extranjera Directa (IED) y transferencia de tecnología.
f) Apoyo político al cambio social de base biológica (sensibilización sobre potencialidades).
g) Fomento a la investigación y el desarrollo, como programas de innovación, clústeres, pilotos, generación de tecnologías habilitantes, entre otras.
Además de los esfuerzos que se puedan movilizar desde la región, el aprovechamiento de la bioeconomía como estrategia de desarrollo regional requiere de iniciativas supranacionales – liderados por los países desarrollados – en tres materias:
(i) Un acuerdo más amplio sobre principios rectores para la formulación de políticas de bioeconomía global.
(ii) Un marco de indicadores bioeconómicos creíbles.
(iii) Una plataforma eficaz de gestión del conocimiento en bioeconomía.
Por otra parte, es necesario ofrecer más información y evidencia sobre las oportunidades que ofrece la bioeconomía y de cómo desarrollar nuevos negocios; también, falta mostrar más casos exitosos y reportar cifras sobre inversiones, rentabilidad y oportunidades de mercado.
Las políticas y los servicios de apoyo deben impactar a todos los sectores de la economía, especialmente a la agricultura familiar en los territorios rurales que es donde se generan los mayores volúmenes de biomasa residual aprovechable y donde la bioeconomía puede hacer contribuciones en cuanto a la diversificación productiva y la generación de empleo.
¿Son adecuados los mecanismos actuales de financiamiento para potenciar la bioeconomía? ¿qué debe cambiarse? ¿qué aprender de la financiación en Europa (Noruega, Finlandia) o en Singapur y Malasia?
En la actualidad los mecanismos nacionales de financiamiento están enfocados en al apoyo de la ciencia, tecnología e innovación, los cuales pueden utilizarse para el desarrollo de actividades de bioeconomía, algunos ejemplos de estos fondos son el Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica (FONCyT) y el Fondo Argentino Sectorial (Fonaserc), en Argentina; Fundo Nacional de Desenvolvimento Científico e Tecnológico (FNDCT) y la Financiera de Estudios y Proyectos (FINEP), en Brasil y el Fondo de Ciencia, Tecnología e innovación (FCT) en Colombia, entre otros.
Estos fondos, de la mano con el financiamiento de la banca multilateral en temas relacionados específicamente con el cambio climático y la bioenergía, y en los últimos años en temáticas como crecimiento verde, se convierten en una oportunidad para el desarrollo de actividades relevantes para la bioeconomía.
El detalle de todas las fuentes de financiamiento para el desarrollo de la bioeconomía en América Latina lo encuentra en estas dos publicaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal):
- El financiamiento de la bioeconomía en países seleccionados de Europa, Asia y África: experiencias para América Latina y el Caribe
- El financiamiento de la bioeconomía en América Latina: identificación de fuentes nacionales, regionales y de cooperación internacional
Ahora, los mecanismos de financiamiento disponibles para apoyar el bioemprendimiento son limitados, la mayor parte se logran vía fondos concursables.
Hay pocos recursos para capital semilla y a menudo las incubadoras y aceleradoras de bionegocios buscan propuestas que tengan un plan de negocio formulado, un producto mínimo viable y en lo posible que hayan tenido ventas.
Se requiere que los mecanismos de financiamiento acompañen desde la fase de generación de la idea hasta el prototipado y puesta en el mercado de los nuevos negocios.
Así mismo, los fondos existentes para innovar y emprender en bioeconomía no son cuantiosos y suelen ser muy dispersos por lo que un elemento fundamental a considerar en la elaboración de estrategias para el desarrollo de la bioeconomía es su alineamiento, a efecto de lograr mayor impacto.
Y junto a ello, disponer de mecanismos para que la información sea accesible a los interesados; esto es, construir puentes para identificar áreas de prioridad mutua, que compatibilice los ámbitos de interés de los organismos financieros, cooperantes o donantes, con los intereses de los solicitantes.
Es importante aumentar la inversión para innovación y desarrollo en aspectos asociados a la bioeconomía como impulsor del desarrollo sostenible en los países de ALC, ya que como se ha mencionado con anterioridad la potencialidad es inmensa.