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El millonario Warren Buffett dijo un día esta frase: «Nunca se sabe quién ha estado nadando desnudo hasta que baja la marea», en referencia a que cuando llega una crisis, esta aparece, de un día para otro, descubriendo las carencias económicas y financieras de empresas y particulares, que nadie pensaba que existían.
En estos momentos estoy terminando de leer un libro muy interesante. «La gran crisis, cambios y consecuencias» de Martin Wolf. El autor desmenuza brillantemente las causas de la tremenda crisis, primero financiera, y después económica, que ha azotado sobre todo a Europa y Estados Unidos desde 2008.
Es curioso ver que la gran crisis que preveo para Latinoamérica en los próximos años, difiere en algún factor coyuntural y productivo (como el precio del petróleo) de la de Estados Unidos y Europa. Sin embargo, si analizamos con una perspectiva mayor las causas, veremos multitud de similitudes. Para esto, me apoyo en varios comentarios de Martin Wolf. No dudo que este aparente «pesimismo» el mío, adelantando esta «gran crisis», podrá ser refutado por algún lector. Lo respeto profundamente. Sin embargo, he de decirle, que eso mismo me dijeron en 2005, varios años antes de la crisis en Europa y EEUU, donde escribí claramente sobre lo que iba a venir a estos países. Y ahí está la hemeroteca.
1) La estabilización de la inflación, uno de los mayores logros de Colombia en los últimos años, no es una condición suficiente para la estabilidad económica.
Es justamente en periodos de estabilidad, cuando las familias y empresas toman más riesgos, o lo que es lo mismo, se endeudan más y más. Por tanto, el control de la inflación, el cual yo defiendo a ultranza, puede ofrecer la paradoja, que contribuya a un mayor apalancamiento.
2) La fuerzas del mercado, por si solas, no hacen estable el mercado financiero, ya que se rigen por la euforia y el pánico.
Económicamente hablando, los activos del día a día de familias y comerciantes, se corresponden con pasivos de empresas privadas que buscan beneficios con bastante riesgo. Por lo tanto, la liquidez de los primeros está en severo peligro.
3) La burbuja inmobiliaria ya ha estallado.
Solo hay que darse una vuelta por las calles de Bogotá, para ver la ingente cantidad de carteles de «se vende» y «se alquila» en las ventanas de los edificios. Y que decir del alquiler de oficinas, el descalabro es impresionante. En España, el valor medio de caída en los precios de los edificios fue del 40%, pero hubo zonas, donde el valor cayó hasta el 70%. Usted apunte estos porcentajes, por si acaso.
Lo curioso es ver siempre a los propietarios de los pisos, manteniendo «su» precio, durante varios meses, en la misma cuantía que antes de la crisis. El propietario analiza los pisos cerca del suyo y nadie baja el precio. Por tanto, el tampoco lo hace. Lo que no se da cuenta es de dos cosas: la primera es que casi nadie es capaz de vender, por lo tanto el precio, como dice mi padre, no es el que pongas tú, si no el que alguien está dispuesto a ofrecerte. La segunda, y menos obvia, es que los Bancos, propietarios de muchos pisos no les interesa a corto plazo reflejar en su balance una disminución del precio de sus activos (por ejemplo el valor de tasación de sus inmuebles), ya que esto puede provocar una huida de capitales por bolsa, o por disminución de patrimonio. Lo dejan para más tarde.
4) Las crisis terminan siendo muy graves porque muchas personas las consideran imposibles.
Colombia, al igual que casi toda Latinoamérica, ha tenido unos quince años de crecimiento económico sostenido. Han sido políticas económicas financieras por parte de los gobiernos sucesivos muy acertadas. Sin embargo, cuanto mayor es la subida, mayor es el golpe. Y salvo el bache del 2008, las economías emergentes resurgieron con un fuerza inusitada, al paraguas de la inyección de dinero fresco por parte de la Reserva Federal y BCE.
5) El precio del petróleo seguirá irremediablemente bajo.
Ya que los ingresos del Estado por el oro negro serán más bajos si cabe. El FMI prevé ayudar a Brasil en este año 2016, yo preveo que Colombia deberá echar mano de este organismo en 2017. Y ya sabemos que cuando llegan los «hombres de negro» (del FMI) el ajuste es duro, muy duro para todos. España no necesitó (casi) esta ayuda, ya que el BCE ofrecio mucha liquidez. Sin embargo, también los recortes sociales fueron tremendos.
Conclusión:
Los ganadores en una crisis no son los que posean inmuebles (que pasan a ser pasivos en época de crisis), ni los que tengan una empresa muy rentable. Los ganadores son los que tengan suficiente liquidez y no tengan pasivos (deudas). El problema, y es una pauta general para todos los países, es que cuando llega una crisis, casi todas las familias y empresas están muy endeudadas, y ahí viene el problema. Hágame caso si puede, quite esas deudas que tiene, y después tire sus tarjetas de crédito, con las de débito tiene suficiente.
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