Se comenta que los economistas empleamos gran parte de nuestro tiempo en hacer proyecciones y que el resto lo empleamos en explicar la razón por la cual éstas no se cumplieron. Por lo tanto, en vez de hablar de las proyecciones para el 2015, me parece más práctico analizar las tendencias económicas que impactarán al empresariado colombiano durante el próximo año.

 

La inercia que traemos, las expectativas positivas y el mejoramiento de la confianza, generarán un buen dinamismo de nuestra economía, que nos permitirá crecer a unos niveles muy similares a los de los dos últimos años. De igual manera la tendencia del comportamiento del empleo y de la inflación estará acorde con dichos niveles de crecimiento y por supuesto con valores cercanos a los de 2013 y 2014.

 

La economía norteamericana parece estar logrando una tímida reactivación, alcanzando ya un nivel de desempleo cercano al 6%. Se prevé por lo tanto un ligero aumento en la inflación de los Estados Unidos y por consiguiente en sus tasas de interés de referencia. Esto nos llevaría a pensar en un fortalecimiento del dólar para el próximo año, el cual conllevaría a una devaluación del peso colombiano. Pero, como nuestra economía se encuentra en una senda de crecimiento más pronunciada, seguramente esta situación neutralizará la posibilidad de una tendencia devaluacionista del peso, esperándose por lo tanto ligeras variaciones en el comportamiento de la tasa de cambio.

 

Las ventas y la producción del sector industrial han repuntado satisfactoriamente, generando mayores puestos de trabajo. Los niveles de confianza han mejorado significativamente. Esta situación presionará la inflación, con lo que se espera una leve tendencia alcista en las tasas de interés.

 

Colombia ostentará su lugar privilegiado como uno de los destinos de inversión más importantes a nivel mundial durante el 2015. Se espera que nuevas empresas internacionales entren a nuestro país, fruto de nuestras buenas condiciones y positivas expectativas. Los proyectos y empresas beneficiadas con la inversión extranjera le imprimirán mayor competitividad a nuestra economía. Esto obligará a los pequeños y medianos empresarios a repotenciar sus organizaciones, para mejorar o al menos mantener sus actuales niveles de rentabilidad.

 

Los factores negativos que no permitirán un pleno desarrollo de la economía serán: la incertidumbre fiscal, la excesiva regulación empresarial, la voracidad del sistema financiero, la inseguridad y la inequidad. Aspectos que analizaremos detalladamente en mi próxima columna.

 

Hermann Stangl

Experto en Valoración de Empresas

www.stangl.com.co