Hace cuatro años inició en los Estados Unidos una fuerte crisis económica, ampliamente conocida por todos, a la cual sucedió la compleja situación que está viviendo Europa. Era impensable imaginar que el desarrollo económico de la primera potencia mundial y de Europa, llegara a contraerse de esta manera tan impredecible.

 

Mientras tanto, Colombia se ha destacado durante estos últimos años por ser un privilegiado destino de inversión. Nuestras variables económicas fundamentales se encuentran estables. Hemos presentado niveles de crecimiento satisfactorios, aunque esta capacidad se encuentra restringida por los problemas de infraestructura. Además es imposible pretender creernos blindados frente a la crisis mundial.

 

La inflación obedece a múltiples variables, entre ellas factores climáticos, que inciden en los precios de los alimentos, competencia, gustos, tendencias, entre otras. Pero depende de manera directa y contundente, de la capacidad de compra de los consumidores. Por esta razón, los recientes bajos resultados presentados en materia de inflación, mas que ser un parte de éxito, deberían interpretarse como una señal de alerta.

 

No es lógico ver indicadores que reflejen un crecimiento económico positivo y escuchar simultáneamente, del común de los ciudadanos, comentarios negativos sobre su situación económica. Lo que está sucediendo es que la riqueza si está creciendo, pero se está concentrado cada vez más. Según datos del Banco Mundial, somos después de Haití y Angola, el séptimo país mas desigual del hemisferio.

 

No estamos fortaleciendo la clase media, por el contrario, el Estado la castiga cada vez mas. Cuando un país aumenta y fortalece su clase media, incrementará eficazmente el poder adquisitivo de su población, lográndose un desarrollo económico sostenible.

 

Revisando diferentes fuentes existentes, entre ellas por ejemplo Wikipedia, se define el desarrollo económico, como “la capacidad de países o regiones para crear riqueza a fin de promover y mantener la prosperidad o bienestar económico y social de sus habitantes.” El problema radica en que esta definición se ha materializado solo en su primera parte, hasta el postulado que tiene que ver con la creación de riqueza. Medimos la economía con el crecimiento de su PIB. Incluso hablamos de un PIB per cápita, definiéndolo como el ingreso promedio de los habitantes. No creo que exista indicador mas engañoso que éste. No se le ha prestado atención a la parte más importante de la definición, la que habla sobre el propósito de lograr una verdadera prosperidad y bienestar de los habitantes, sobre lo que trataré en mi próxima columna.

 

Hermann Stangl
Consultor Empresarial Financiero
www.stangl.com.co