El nivel de desempleo se mide dividiendo el “número de desempleados” entre la “población económicamente activa – PEA”, la cual se entiende como todas las personas mayores a una cierta edad productiva que tienen empleo o que, no teniéndolo, están buscándolo o a la espera de alguno, obviamente se excluye a los pensionados y jubilados, a las amas de casa, estudiantes, menores de edad y rentistas de capital.
Dicho cociente, según el DANE, se ubica actualmente casi en el 15%, lo cual coloca a nuestro país en el primer puesto en América Latina, en cuanto a desempleo se refiere.
Adicionalmente, no se nos puede olvidar que Colombia cuenta con una población desplazada cercana al 5% y con un número de personas que viven en extrema pobreza de casi el 20%. Si se pudieran sumar técnicamente los porcentajes anteriores, obtendríamos una cifra del 40%, que correspondería al número de personas que no se estaría beneficiando directamente del aparato productivo del país.
Las causas son múltiples, pero es importante aclarar que la razón de fondo no es la destrucción de puestos de trabajo, sino el incremento de la PEA, soportada en un número creciente de jóvenes que está saliendo a buscar empleo, lo cual paralelamente incrementa el empleo informal.
De mantenerse esta tendencia, como muy seguramente va a ocurrir, los crecimientos esperados del PIB no serán suficientes para recuperar los indicadores del mercado laboral colombiano ni en el corto, ni en el mediano plazo.
Observo con bastante preocupación, que los actuales candidatos a la Presidencia de la República no han mostrado programas serios ni sostenibles frente al flagelo del desempleo, el cual a mi juicio, consideraría como una de las variables económicas más importantes para lograr un crecimiento económico sano y de largo plazo. En un reciente debate hablaron superficialmente de algunas estrategias para combatir el desempleo, como el fomento al emprendimiento, mantener la confianza inversionista, impulsar la agroindustria y combatir la corrupción. En conclusión, la misma retórica a la cual estamos acostumbrados.
Es fundamental tomar conciencia de la gravedad de esta situación, la cual requiere, adicionalmente a todo lo ya planteado, una decisión política y empresarial muy fuerte y transparente, en todos los temas relacionados con la educación, para así poder generar y acceder a empleos de mayor calidad y estabilidad.
Hermann Stangl