Hace cinco décadas, a la edad de trece años, Palmira acogió por primera vez al joven Noel Rodríguez, quien llegaba desde el departamento del Tolima “en busca del dorado”.
Apenas un niño, habiendo cursado en su pueblo natal solo hasta segundo de primaria, pero motivado por grandes sueños, decidió cambiar los juguetes propios de su edad, por un balde de lata de tamaño suficiente para asar apenas cuatro arepas, que atendía personalmente en la esquina de la calle donde tenía alquilada una pequeña habitación.
Esa fue su primera empresa, aquella que cincuenta años mas tarde, se fue transformando hasta convertirse hoy en una sólida organización empresarial líder del sector de alimentos, que atiende el mercado nacional e internacional, generando varios miles de empleos.
A la pregunta sobre cuales han sido las mayores dificultades que ha enfrentado en su vida empresarial, responde tranquilamente: “Ninguna.” Y frente al interrogante sobre cuál ha sido la clave de su éxito, contesta de manera pausada: “Vea mijo, uno es en la vida lo que uno quiera ser.»
Detrás de esas dos breves respuestas, se encierra una actitud muy particular hacia la vida. Una actitud positiva y con un infinito sentido de confianza en si mismo.
Los conocimientos que se imparten en los colegios y en las universidades son importantes. Pero para ser empresario se requiere sobretodo actitud, y esa no la enseñan en las instituciones educativas, esa solo se construye desde el interior de cada ser.
Para alcanzar los logros que cualquier profesional de Harvard envidiaría, las premisas que dan cimiento a su organización han sido la innovación, asumir riesgos y el compromiso social hacia sus colaboradores y hacia la sociedad. Se define como un “creador de ideas” y afirma que “uno siempre tiene que estar creando cosas.”
Enemigo del protocolo y dueño de una personalidad humana y sencilla, afirma que sus colaboradores, mas que ser sus empleados, son sus amigos. Al mismo tiempo que comenta que su mayor logro en la vida es haber conseguido lo que se ha propuesto, con una fórmula muy sencilla: “Nunca piense que no es capaz.”
Su consejo para los jóvenes emprendedores y para todos aquellos que quieren hacer patria asumiendo el riesgo de ser empresarios, es muy sencillo y práctico: “Que lo que piensen, tomen la decisión, esa es, y siempre para adelante.»
Hermann Stangl
Valoración de Empresas y Marcas