Existe gran preocupación en el país por el comportamiento del dólar durante 2010. El tipo de cambio de la divisa norteamericana inicio el presente año en $2.044 y se ubica hoy alrededor de los $1.800, con lo cual se puede hablar de una revaluación aproximada del 11% en lo corrido del año, cifra que golpea contundentemente al sector exportador colombiano.
Muchas personas responsabilizan exclusivamente de esta situación al ingreso de dólares como consecuencia del buen momento que está viviendo el sector de hidrocarburos, con lo cual afirman incluso de que estamos padeciendo la llamada enfermedad holandesa. No desconozco que el ingreso de dólares proveniente de este concepto si presiona a la revaluación, pero no estoy de acuerdo con el hecho de que sea la mayor o única causa.
Revisemos las noticias del presente año sobre la evolución de la economía norteamericana, no son alarmistas, pero tan poco son muy alentadoras. Hablan de que no se han alcanzado las metas propuestas en términos de crecimiento económico y de que el desempleo continua aún en unos niveles históricamente muy altos. Estados Unidos no cuenta aún con un clima propicio de inversión, se percibe todavía un nivel de riesgo alto por parte de los inversionistas y de los agentes internacionales.
Mientras tanto, en Colombia las noticias económicas del presente año han sido bastante satisfactorias. La confianza inversionista se ha mantenido con el actual gobierno. Tenemos todavía problemas en términos de generación de empleo y de productividad empresarial, pero el clima de los negocios es positivo en términos generales. Colombia continúa siendo vista como un destino de inversión muy interesante, gracias a la evolución y proyección de su economía y a los importantes logros que sigue obteniendo en términos de seguridad nacional.
Con la economía colombiana evolucionando de manera más satisfactoria que la norteamericana, es apenas lógico entender la razón por la cual el peso colombiano se está apreciando. Por lo tanto, cualquier medida que adopte el gobierno para frenar o mitigar esta tendencia, serán solamente “paños de agua tibia”, los cuales que si podrán generar unos leves efectos, pero solo de muy corto plazo. En un modelo de libre empresa es imposible desconocer lo que en economía se denomina la mano invisible del mercado, que no es nada diferente a la ley de oferta y demanda.
Hermann Stangl