El viejo dicho popular “la constancia vence lo que la dicha no alcanza”, parece aplicar para muchas empresas que gracias a su tenacidad, innovación y persistencia, han logrado renacer como el Ave Fénix.
Con el propósito de aprender de las experiencias de los demás, cosa que usualmente no hacemos, debemos precisar primero cuales son las causas que llevan a las organizaciones a situaciones de inviabilidad financiera. Mas del 50% de las empresas quiebran por problemas relacionados con las ventas, que al no ser detectados oportunamente, se convierten en complejas situaciones financieras muy difíciles de resolver.
La mayor problemática actual gira alrededor de la debilidad frente a la competencia en términos de precios, calidad, oportunidad y servicio. La gran cantidad de TLC que está firmando nuestro país, agravará aun más esta situación para la micro, pequeña y mediana empresa. La inmensa mayoría de empresas nacionales no cuenta con la competitividad suficiente para jugar exitosamente en las grandes ligas de los mercados globales.
Por otro lado, estos TLC abren también una puerta para que empresas multinacionales deseen adquirir compañías colombianas. En este caso es necesario determinar de manera técnica y objetiva el valor de nuestra empresa y desarrollar una estrategia que convierta mi organización en una opción atractiva para los potenciales inversionistas. En este punto, vale la pena anotar, que el mejor momento para vender es cuando nos lo proponen.
Es urgente adoptar esquemas de gerencia y modelos financieros mas proactivos, creativos y flexibles, que respondan a la misma velocidad con la que evoluciona el mercado global. Se deben priorizar las inversiones en tecnología y reconversión industrial, que permitan mejorar y retribuir adecuadamente el recurso humano.
Existe un coctel mortal para cualquier empresa: La coincidencia de bajos niveles de rentabilidad con altos niveles de inversión en capital de trabajo. Esta situación conduce inexorablemente y en poco tiempo a cualquier compañía a una quiebra segura.
Los gobiernos, motivados por preservar las fuentes de empleo, frente a posibles quiebras, siempre se han preocupado por brindarle un salvavidas legal a las empresas que se encuentran en dificultades. En Colombia este salvavidas ha tenido varios nombres: Concordato, ley 550 y ahora ley de reestructuración empresarial o régimen de insolvencia. Aplaudo todos estos mecanismos legales, son efectivos siempre y cuando se tome la decisión oportunamente y vayan de la mano con profundos procesos de cambio, transformación e innovación al interior de las empresas.
Hermann Stangl
Experto en Valoración de Empresas y Marcas