Bastaron tan solo 120 segundos para que la gran infraestructura japonesa sucumbiera ante la incontrolable fuerza de la naturaleza y minutos más tarde para que el océano arrasara con todo lo que había a su paso.
Las escenas son dantescas, los daños materiales incalculables y las pérdidas humanas son de grandes proporciones.
Comercios, empresas y almacenes fueron literalmente destruidos. Instalaciones industriales y refinerías de petróleo fueron consumidas por las llamas. Las pérdidas económicas japonesas son inmensas, con el agravante de que esta catástrofe natural coincidió con el mal momento económico que atraviesa Japón después de su época dorada de los años 80 y 90.
A pesar de ser considerada como la tercera economía mundial, Japón lleva dos décadas de estancamiento económico. Su déficit fiscal es del 10%, posee un endeudamiento equivalente al doble de su producción y su PIB se había ya contraído un 1,5% en los últimos tres meses. La preocupación económica ahora para el país nipón, será la consecución de recursos para su reconstrucción.
Es pronto para hacer una evaluación precisa, pero toda catástrofe de esta magnitud tiene repercusiones en la economía mundial. El tsunami económico inicio inmediatamente después del terremoto, poniendo en jaque la evolución económica mundial.
El precio del trigo cayó por el cierre de los puertos, ya que Japón es el primer importador mundial de este commoditie. El precio del gas subió por el cierre de las centrales nucleares, se registraron bajas en las bolsas de valores mundiales como consecuencia de las pérdidas esperadas de las aseguradoras y reaseguradoras.
En sectores tecnológicos como la electrónica pueden haber enormes repercusiones tras el cierre, por ejemplo, de seis fábricas de la empresa Sony. El oro podría apreciarse, ya que puede convertirse en una opción de refugio segura para mantener el dinero.
El precio del petróleo presentó una leve disminución debido a que se espera una baja en la demanda del crudo por parte de Japón, pero creo que esto será solo a corto plazo. En la central nuclear de Fukushima, ubicada a tan solo a 350 kilómetros de Tokio, se evidenció un alto riesgo de fuga de radioactividad, por lo tanto es probable que a mediano plazo esto ayude a subir aún más el precio del crudo, debido a la vulnerabilidad y alto riesgo de las centrales nucleares.
Hermann Stangl
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