Venezuela vive hoy un complejo momento desde el punto de vista económico y social. El saldo de víctimas es preocupante, centenares de personas detenidas, otro tanto heridas y algunos incluso muertos, son los reportes de los fuertes enfrentamientos registrados hasta el momento.
Lo que viene sucediendo hace un par de meses en Venezuela, no lo podemos llamar tímidamente con el nombre de “manifestaciones en contra del gobierno”. Estos fuertes enfrentamientos son el producto de una total polarización entre un grupo que busca privilegios, cubriéndose bajo la sombrilla de las banderas del chavismo, y una oposición indignada por más de una década de abusos. La fuerte tensión de la sociedad y la desmesurada represión del gobierno de Nicolás Maduro, se convierten en una peligrosa bomba de tiempo.
Una galopante inseguridad y violencia, sumada a una terrible crisis alimentaria y hospitalaria, dentro de un marco de fuerte represión y silencio informativo, son las condiciones que viven desafortunadamente nuestros hermanos venezolanos. Nadie lograr entender cómo un país tan rico en petróleo y con un precio por barril de US$100, se encuentra hoy desabastecido y sumido en unos increíbles niveles de inequidad y pobreza.
Esta crisis venezolana genera también unas consecuencias directas para Colombia. Centenares de empresas nacionales registran importantes disminuciones en sus ventas, como consecuencia de las exportaciones que ya no pueden realizar hacia Venezuela. Es muy seguro que varias de estas empresas nacionales tengan que reducir su mano de obra, situación que generará desempleo en nuestro país. De igual manera, millones de pesos, representados en remesas, han dejado de ingresar a Colombia, gracias al severo control de cambios y a la misma situación de crisis que viven las personas que antes enviaban dichas remesas. También se ha registrado inversión extranjera por parte de Venezuela, aspecto que nos favorece.
Bajo los parámetros de una “sencilla lógica racional”, creo y espero que el régimen chavista termine pronto. La chequera petrolera se encuentra debilitada y el país, sin industria ni empresas privadas competitivas, que generen dinamismo en la economía, no es viable ni económica ni socialmente. Siento que Venezuela ha llegado a un punto de no retorno y percibo que la oposición está decidida a llegar hasta las últimas consecuencias.
El nuevo gobierno deberá generar importantes incentivos tributarios para nacionales y extranjeros. Esto ayudará al renacer de la industria, el comercio y la libre competencia, sobre las bases de una seguridad institucional y una verdadera democracia.
Hermann Stangl
Experto en Valoración de Empresas y Marcas