De acuerdo con el Código de Derecho Canónico, son tres las etapas para poder ser proclamado Santo: Confirmación de las virtudes heroicas, beatificación y canonización. Para las dos últimas se necesita un milagro comprobado. La beatificación es un proceso que habitualmente lleva décadas y en algunos casos siglos, pero en el caso del expresidente venezolano, tardó solo algunos días.
En el barrio 23 de Enero de Caracas, se construyó la capilla que lleva por nombre “Santo Hugo Chávez del 23”, para rendirle culto a quien tiene ahora polarizada y al borde del colapso económico, político y social a nuestro hermano país.
De acuerdo con el diccionario de la lengua española, la palabra “milagro” se define como “un hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a una intervención sobrenatural”.
La forma sobrenatural en la que Hugo Chávez realizó sus milagros durante 14 años fue muy sencilla. Un alto precio del petróleo generó cuantiosos ingresos. Con todo ese poder económico se realizaron un gran número de misiones sociales y se concedieron innumerables subsidios. Todas estas ayudas económicas asistencialistas facilitaron aparentemente la vida a los más pobres, generando por parte de éstos una dependencia absoluta del Estado y por consiguiente una idolatría hacia sus gobernantes.
Una persona pobre, le puede dar fácilmente atribuciones de Santo a quien de la noche a la mañana le obsequia vivienda, salud, mercados, electrodomésticos, precios bajos y subsidios de toda clase.
Para poder hacer posibles todos estos “milagros”, era entonces necesario tomar el control de la economía. Intervino entonces los precios con el objetivo de poder así cerrar y expropiar empresas, para convertirlas en fortines políticos, manejados ahora por una nueva clase social denominada “boliburguesía”.
La devastación y expropiación de la empresa privada, personas despojadas de sus propiedades, sumado al asistencialismo demagogo y al discurso politiquero, generaron una enorme fractura entre ricos y pobres. Otro milagro, con la extrema tensión entre las diferentes clases sociales, no ha estallado una guerra civil.
La inflación supera el 20% y la devaluación el 30%. Los precios de muchos bienes y servicios son controlados, el dólar es también regulado por el gobierno. Se irrespetan todos los postulados económicos. Otro milagro, aun no colapsa su economía.
La viabilidad económica venezolana solo se conseguirá reconstruyendo su tejido empresarial y desmontando el “aparato milagrero” de Chávez.
Y por último, será que el triunfo de Nicolás Maduro puede considerarse otro milagro?
Hermann Stangl
Experto en Valoración de Empresas y Marcas