Es normal, inclusive en tiempos de auge económico, que algunas empresas presenten dificultades. El proceso de reorganización empresarial lo que busca es que se le brinde una oportunidad a estas empresas, para que puedan refinanciar sus pasivos con el visto bueno y el apoyo de sus acreedores, conservándose la fuente de pago y el empleo.
La causa que normalmente lleva a las empresas a acudir a este tipo de “salvavidas legales”, es usualmente el alto nivel de endeudamiento que imposibilita el adecuado cumplimiento de sus obligaciones y compromisos de pago. Pero ese alto endeudamiento no es la causa, es siempre el síntoma de un verdadero problema de fondo que enfrenta la compañía.
Las verdaderas problemáticas usualmente están ligadas a variables externas e internas. Dentro de las externas podemos hablar de cambios en las tendencias de variables macroeconómicas, como por ejemplo la tasa de cambio. También podemos mencionar situaciones particulares del sector donde se mueve la empresa, como variaciones en los modelos de negocios, incrementos inesperados de algunos costos, cambios tecnológicos que generan lo que algunos llaman “la destrucción creativa del capitalismo”, o sencillamente problemáticas particulares, como la que padecen hoy en Colombia las empresas del sector de la salud, con el tema de la cartera.
Dentro de las variables internas, podemos mencionar las inadecuadas decisiones de negocios, los incrementos de las ventas por la vía de la disminución desproporcionada de la rentabilidad, sumado en algunos casos al excesivo incremento del capital de trabajo (cartera e inventarios). Esta situación hace que entre mas venda una empresa, menor sea su flujo de caja libre operacional y menor sea su valor.
Con alguna frecuencia ocurre también que mientras la empresa atraviesa por un buen momento, sus socios se dejan contagiar de la llamada coloquialmente “fiebre del ladrillo”, consistente en el desbordado crecimiento de la infraestructura física de la compañía, situación que en algunos casos impacta negativamente el flujo de caja de la compañía, colocando en riesgo su viabilidad financiera.
Para una empresa ser viable financieramente, se requiere primero que lo sea operacionalmente. Esto quiere decir que el resultado de sus ingresos menos sus costos y gastos operacionales, sea positivo y suficiente para cumplir con sus demás compromisos.
En este orden de ideas es fundamental identificar las verdaderas causas de la crisis y dependiendo de la complejidad de cada caso, se puede llevar a cabo una negociación privada, una reorganización extrajudicial o llegar hasta una reorganización judicial.
Hermann Stangl
Consultor Empresarial