No hay de que sorprenderse. Las guerras siempre son económicas.

En antaño, el factor de producción más importante, era la mano de obra, por eso, se atacaban las aldeas y los predios de los propietarios de la época, para tener suficiente mano de obra para hacer pirámides y monumentos a los héroes y los dioses.

Posteriormente, la riqueza del suelo se hizo más importante.

Entonces, era necesario apoderarse del territorio del vecino, para explotar sus facilidades agropecuarias y mineras.

Más tarde, el hombre empezó a especular con materiales preciosos y su ambición lo llevó a capturar las posiciones más valiosas de los vecinos. Joyas y obras de arte fueron el botín preferido de los guerreros del momento.

La posición de los territorios, para tener acceso a mercados más prósperos y con enormes oportunidades, ha sido una consideración estratégica bien importante en todas las épocas.

Los procesos de colonización de los de territorios, en todo el mundo, han sido ejemplo palpable. En la historia moderna, al interior de los países, ha sido pan de todos los días. En ello, Colombia, sí que tiene historias dolorosas y espantosas.

Ahora, el tema es más virtual, acorde con la época.

Se trata de alcanzar el dominio de los mercados por medio de estrategias económicas que permitan bloquear los productos y servicios del contrincante o penetrar sus fronteras, captando, por cualquier medio, la capacidad de compra de los grupos de interés comprometidos en esta nueva guerra post moderna.

Los Estados Unidos, experto en el desarrollo de estrategias de guerra con tecnologías de punta, ahora, proponen un nuevo escenario que pretende destruir los paradigmas de la globalización que el espíritu de solidaridad internacional propuso después de la Segunda Guerra Mundial.

Las propuestas de Trump, pretenden montar un muro económico dirigido a China y Europa, así como ha manifestado su decisión de construir un muro físico con Mexico.

Es la paranoia de un líder muy cuestionado, que pretende aislar a los americanos del resto del mundo. Como si Los Estados Unidos no tuvieran ya nada que conocer o aprender del resto del planeta y sus habitantes. Considera que su poderío es tan grande que puede imponer las condiciones, sin restricciones, a todos los que conforman la comunidad internacional

La propuesta de Trump, parte del presupuesto errado de que los Estados Unidos no necesitan de la comunidad internacional. Que han llegado al máximo de lo posible en conocimiento y poderío económico. Por tanto, como hacen las tortugas, ha resuelto meterse dentro del caparazón.

Ojalá, no le pase lo de China, cuando se aisló del mundo y luego, cuando volvió los ojos hacia el, Europea, la había sobrepasado, en todos los frentes posibles de progreso de la humanidad.

Las accionas económicas contra China y Europea, marcan un hito histórico que cambia el paradigma de la globalización, muy probablemente, creando una nueva distribución social en el mundo; donde Europea y la China, parecen apostar por la internacionalización y la globalización de las comunicaciones y la economía, mientras, Rusia y Estados Unidos, apuestan al desarrollo estratégico militar y el aislacionismo, tomando posición militar beligerante, dentro de una nueva guerra fría que, ahora, no parte en dos las relaciones internacionales, sino en múltiplos ejes de interés, donde los nombrados Europa y China, arrastrarán a los países restantes, con menor capacidad de incidencia -exceptuando a la India-. Con el propósito de ganarse los favores económicos que generan los mercados de los suburbios del mundo. Latinoamérica, Africa, el Medio Oriente y otros muchos que entrarán, como satélites, a girar alrededor de los ejes que mejor proyección económica ofrezcan.

Si el modelo de globalización prevalece, cambiarán los polos de desarrollo internacional, hacia el nuevo eje de China y Europea, sumiendo a Rusia y a EEUU en sus propias contradicciones, lo que podría producir un cambio importante del orden mundial, difícilmente predecible, por la competencia derivada de China y Europa como potencias emergentes, lo que marcaría el principio del fin de la hegemonía estadounidense.

Una nueva era habrá nacido con todos los cambios de tendencias en el orden cultural, económico y social que ello implica.

De consolidarse las propuestas aislacionistas y la carrera bélica entre EEUU y Rusia, se estará dando el escenario bélico suficiente para el inicio de la Tercera Guerra Mundial que, por primera vez, plante la posibilidad de extinción de la civilización norte americana, la soviética o las dos, debido a la capacidad devastadora de las tecnologías disponibles en las dos potencias.

Todo está por verse, pero debemos tener presente que, lo que antes se daba en lapsos históricos de largo plazo, ha cambiado, pues, los que somos viejos, aprendimos – por la rapidez con que actualmente se suceden los hechos- que, en el mundo de hoy, el mañana es ahora.