Queridos alumnos de la promoción 2018 del Gimnasio de Los Cerros.

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¡Bien venidos al futuro!

Un futuro que apenas ahora empiezan a labrarse.

Un futuro lleno de retos rodeados de inmensa incertidumbre.

Pero, un futuro, para el cual han sido formados; primero, por el trabajo tesonero de sus padres que empiezan a ver, en Ustedes, sus esperanzas a punto de realizarse; y, segundo, por sus profesores que, con tesón, no solamente transmitieron sus conocimientos y contribuyeron a su formación, sino que, con amor por el trabajo y por Ustedes, quisieron ser, en lo posible, modelo que los animara a ser gente de bien y sencilla, para manifestarse ante los demás, pero, contundente en la vivencia de sus principios y valores que, como impronta indeleble, determinarán, si los cultivan, el aprecio de quienes los rodean. Estoy seguro que, con su espíritu de servicio, proyectarán la solidaridad que Colombia tanto necesita.

Un futuro, para el que se han preparado con la ayuda de las personas que, en la familia y en el colegio, han participado de su formación con valores cristianos.

Esos valores que se centran en el mandato nuevo del Salvador:

“Amad a Dios sobre todas las cosas, y a tu prójimo, como a ti mismo”.

Un mandato de amor, centrado en la responsabilidad que nace de ser hijos de Dios y que se concreta en el cariño hacia todos los demás, independientemente de sus diferencias físicas, ideológicas y religiosas. Personas que estarán a su lado, con mayor o menor grado de cercanía y con ocasión de las muy distintas circunstancias en que se encuentren en la vida: su familia actual; la que, seguramente, formarán;
sus diversos vecinos, amigos, compañeros y ciudadanos en general.

Todos ellos, compañeros, en un camino que, quiera Dios, sea largo y pleno de experiencias, donde no faltarán las dificultades que, con la alegría de saberse capaces para enfrentarlas, les darán la satisfacción inmensa de saborear los triunfos bien habidos.

Pero también, seguramente, deberán estar preparados para superar las derrotas, fruto de los errores o de la falta de preparación suficiente para entender los nuevos retos que se dan en la travesía.

Sin embargo, aprenderán que, todas estas cosas, son pasajeras.

A la larga, las derrotas serán vencidas, y, los triunfos, se darán cuenta, que son efímeros.

Solamente, la constancia en desarrollar su Fe en Dios y ese enorme deseo de trascender en este mundo que, día a día, con sus buenas obras los irá animando, les permitirá alcanzar después, definitivamente, la Gloria Eterna.

Todas estas cosas y muchas más que entenderán en medio de la travesía, justificarán la bella aventura que, a partir de ahora y cada vez más, será responsabilidad exclusiva de Ustedes que empezarán a volar lejos de su nido, para sobrepasar fronteras y realizar sus sueños que tienen bien merecidos.

Dios los guarde y los proteja permanentemente.