“En una sociedad tan compleja, los riesgos son muy grandes y debemos prevenirlos, pero la experiencia de las personas que hayan podido vivirlos y superarlos exitosamente, puede ser mucho más valiosa para su formación que la de aquellos que nunca los vivieron y, por ello, nunca tuvieron la oportunidad de enfrentarlos.
Si el que cae sale adelante de tan amargas situaciones, de manera que pueda recuperase exitosamente, dará gracias a Dios y a la sociedad por haberle dado otra oportunidad y no haber sido nunca excluido.
La sociedad que no brinda a las personas esta opción, es una sociedad egoísta, falta de solidaridad y, por tanto, decadente”