Lo que se vive en Cataluña es un fenómeno de regionalismo que es difícil de entender, a luz de los razonamientos que la lógica de la globalización, la internacionalización de los mercados y las sinergias que resultan del tamaño que los mismos permiten a quienes participan de una comunidad mundial de clientes que parece ilimitada.
Pero, adicionalmente, también se hace difícil entender cómo una región busca la independencia de un país que le ha permitido ser la más próspera entre la comunidad de regiones que lo conforman, al privegiarla con opciones turísticas, estratégicas y comerciales que la hacen lucirse ante el mundo; no solamente por su innegable capacidad emprendedora, sino también, por los beneficios de integración a nivel global, como ha sido la participación de la comunidad europea y la integración comercial y cultural con Iberoamérica.
De concretarse la opción independentista, el escenario para Cataluña va a ser muy complejo: los intereses de la comunidad europea no coinciden con los de Cataluña, pues sería un mal ejemplo para sus propias regiones que pudieran sentirse estimuladas por este tipo de iniciativas. El aislamiento político genera aislamiento económico y comercial, por lo que los empresarios de la región, como ya lo vienen haciendo varias empresas del sector financiero, comercial y manufacturero, buscarán migrar a otras regiones que les garanticen mejor estabilidad y, sobre todo, mayores y mejores mercados.
El otro efecto colateral, bien importante, es la pérdida del mercado interno de España que, difícilmente, será reemplazado dentro de la comunidad europea o iberoamericana, por la cadena de relaciones consolidadas que tiene España con estas comunidades.
Cataluña no la tiene fácil con este brote independentista que no parece obedecer a la lógica de la economía, sino más bien, a sentimientos de soberbia y orgullo característica de liderazgos desbordados y, de pronto, irresponsables e ilimitados.
¿Está Europa en condiciones de apoyar una escisión de Cataluña, considerando que, no solamente España, sino la generalidad de países de la comunidad europea, están conformados por la unión de múltiples regiones, con sus propias culturas e idiomas, que las hacen diferentes entre sí, pero que, gracias a su integración, se han hecho fuertes y, esas fortalezas, les han permitido alcanzar una identidad nacional que les ha facilitado ser reconocidas, en la comunidad internacional, por el peso específico de su capacidad negociadora, que se da como resultado de su integración económica y política ante las naciones del mundo?
Si el independentismo logra su objetivo, Cataluña tendrá dos opciones: ser tan grande como las mejores naciones de Europa o tan pequeña y aislada como Andorra. ¿Sabe Usted dónde queda esta última y qué papel cumple en la comunidad Europea? Empiece por tratar de encontrarla en el mapa de Europa. Le doy una pista: está entre España y Francia. ¡Muy cerca de Cataluña! Ahora, que sabe dónde se encuentra, averigüe su historia.