Algunos entendidos en los temas económicos, por no decir que todos, ante los indicadores que muestran las grandes cifras de la economía americana, se lanzan a advertir sobre una recesión inminente, generando tendencias en los actores de los mercados que los llevan a actuar en concordancia con tales advertencias que suelen tener más eco mientras mayor es la alerta que despiertan tales cifres.
Pero, si bien las cifras advierten tendencias y puntos de inflexión coyunturales que evidencian una grave problemática macroeconómica, el diagnóstico, a mi juicio, no es acertado.
Esto lo digo en medio de mi ignorancia sobre el tema que, seguramente, comparada con los lideres de opinión, en estos aspectos, se acentúa aun mas, pero, es por ello que no me da miedo a equivocarme pues no está en juego mi prestigio en una disciplina en la que no tengo ninguno, a cambio de generar con ello otros puntos de vista que podrían ser mucho más enriquecedores que la alineación disciplinada que la mayoría ejerce, siguiendo la opinión aventurada de los entendidos que nos anuncian una inminente recesión económica de los EEUU.
El primer aspecto a considerar tiene que ver con los índices de inflación históricos que presenta EEUU y que se evidencian también en el mundo. Las economías más importantes están próximas a cifras que, de no controlarse de manera inmediata, podrían empezar a mostrar dos dígitos en este indicador.
El segundo elemento tiene que ver con las cifras de valorización de la moneda americana ante las monedas más importantes del mundo (el Euro, la Libra Esterlina y otras).
Un tercer elemento, es un problema de abastecimiento insatisfecho de los mercados que no responden oportunamente a los requerimientos de los consumidores y de las empresas que dependen de productos intermedios para desarrollar su manufactura en toda su capacidad y poder atender debidamente a sus clientes.
Y por último, la ruptura del orden mundial que se altera, en materia grave, por la guerra de Ucrania y la forma como los países del Este y el Oeste, se alinderan en función de intereses económicos, geopolíticos e ideológicos.
Ahora bien, es oportuno hacer algunas aclaraciones sobre el significado de una recesión y sus causas:
– En la mayoría de los casos, la recesión, se evidencia por una disminución de la capacidad de compra de los consumidores que afecta la oferta de servicios y productos de los proveedores que genera excedentes de inventario en las cadenas de suministro, disminución de la facturación de empresas y reducción de la contratación del personal que está comprometido con la producción de los servicios y productos que abastecen a los mercados.
– La realidad, es que esto no se está dando en ninguna parte del mundo occidental, salvo muy contadas y pequeñas excepciones. Menos aún en los EEUU donde los índices de desempleo han llegado a sus mínimos porque los productores están contratando personal a más no poder para abastecer sus compromisos. Los consumos de servicios públicos, como el de energía aumentan. Este último indicador es clave al pretender identificar una recesión.
– ¿Qué pasa entonces y por qué se produce tanto malestar e inquietud? Pues, simplemente, que la producción de bienes y servicios no alcanza a abastecer adecuadamente la gran demanda agregada de bienes y servicios ocasionadas por la recesión, esa sí acaecida en dos años largos de pandemia.
Superada esta, los consumidores buscan satisfacer la demanda reprimida en este periodo, generando una sobre demanda que pretende que en un año se resuelvan todas las expectativas de consumo no satisfechas en dos años de pandemia más la del presente año. Todo esto ha colapsado de pedidos las cadenas de suministro. Lo que ocasiona que, al no poder abastecerse todo lo que se demanda, los precios aumentan. Eso es lo que vemos con las tasas de Inflación a nivel mundial. Si no hay para todos, hay unos pocos que están dispuestos a pagar más por aquello que tanta falta les hace.
– El problema tiene que ver con una crisis global de abastecimiento por la congestión que se genera en las cadenas de logística, aunada a la sobre demanda que acosa a las empresas.
Resolver este problema aumentando las tasas de interés dificulta el acceso a capital de las empresas que requieren ampliar su capacidad para atender compromisos con sus clientes, lo que les impide ampliar su capacidad de oferta y competir que es lo que realmente regula los precios.
Si el ratón no busca el queso, este nunca va a encontrar a aquel.
Jairo A Trujillo Amaya
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