Los aranceles pueden ser, según la OMC, establecidos unilateralmente por cualquier país con el fin de proteger la industria nacional de cada uno o para promover el desarrollo interno de determinados sectores económicos.

En ningún momento, en los acuerdos internacionales, multi o binacionales, se han considerado como un mecanismo político represivo para lograr determinados propósitos de un país en contra de otro.

Estás decisiones que ha tomado el presidente Trump, constituyen una declaración explícita de guerra contra los países afectados y una amenaza mundial generalizada que, tanto para los países afectados, como para aquellos que aún no han visto su efecto, como es el caso de la Comunidad Económica Europea y los BRICS, deben tener presente, para actuar en consecuencia.

Estos países tienen que considerar con urgencia y con la obligatoriedad estratégica inmediata que corresponde, la creación de grupos multinacionales que promuevan el intercambio comercial de bienes y servicios con mínimos aranceles entre lo involucrados; y con los que correspondería aplicar a EEUU como respuesta a las acciones que ese país viene implementando de manera agresiva y perversa.

La amenaza arancelaria que propone Trump y que dice se ejecuta para castigar el tráfico de personas que como inmigrantes entran a los EEUU y la problemática de las drogas, tiene el efecto colateral equivalente al de una guerra nuclear que expande sus efectos a todo el mundo. Destruirá miles de empresas. Eliminará múltiples puestos de trabajo. Y matará a múltiples familias por física hambre, al no encontrar medios de sustento que se derivan del trabajo destruido.

No se ha dado cuenta Trump, cegado por su soberbia, de los efectos que sobre los EEUU produciría el bombardeo económico que a nivel mundial está gestando. Que provocará una radiación generalizada sobre todas las economías, que se devolverá sobre los EEUU. Un efecto bumerán que hará que ese país deje de ser la segúnda economía del mundo, después de China. Como resultado de la inflación interna y la falta de clientes a nivel internacional que resultaría de tan absurdas decisiones. Un fracaso económico monumental del cual será muy difícil recuperarse.


Si los países afectados hoy, más los que serán afectados mañana, construyen alianzas comerciales inmediatas que miren cómo sustituyen lo que exportan a EEUU, con procesos de integración comercial flexibles y eficientes de comercio binacional o multinacional, entre sí. Esto podra convertir esa amenaza en una magnífica oportunidad.

Como siempre, después de un caos hay un renacer y, en ese nuevo escenario, EEUU, ya no vería la realidad del sueño de Trump: «Hacer de EEUU grande otra vez»

El nuevo emperador gringo está gestando el fin del su imperio, repitiendo la historia de los grandes imperios: Egipto, Persia, Grecia, Inglaterra, España, Francia, etc. Todos destruidos por la ambición imperialista de sus gobernantes que, en lugar de cuidar sus colonias, las explotaron hasta el punto de que ellas mismas los destruyeron.

Triste final de una historia universal que siempre se repite.



Jairo A Trujillo Amaya
Consultor
Direccionamiento y Estrategia Organizacional.
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