Nunca dejó de ser un tolimense de pura cepa a pesar de haber nacido en Paris. Supo conjugar sus raíces con su pensamiento universal que lo llevó a conectarse con lo más granado de las ciencias y la economía en el mundo de su tiempo. Amigo de los Rockefeller, de Einstein, de los lideres mundiales de su época.

Lo conocí cursando mi carrera de ingeniería en la universidad de Los Andes de la que fue fundador y gestor. Luego, lo encontré, nuevamente, ya muy avanzado en edad. Compartí con él una corta tertulia en el diario La República, periódico en que yo era gerente y Rodrigo Ospina Hernández su director. Vestía gabardina, a cambio del sobretodo con el que siempre lo vi en las pocas ocasiones que me lo encontré en mi vida.

Aún era un exquisito conversador, sin ser un gran orador, pero su visión del mundo y de las cosas era tan particular y salido de los convencionalismos que atraía a quienes con él conversaban con la fuerza de un imán.

La universidad de Los Andes, que el público en general posicionó como elitista, en realidad no era tal. Desde el principio Mario Laserna entendió que si se quería un gran centro de investigación y de pensamiento en todas las artes y las ciencias había que financiarla con mucho más que las donaciones que recibía, por lo que sus matriculas eran costosas. Pero, pocos sabían que un porcentaje muy importante de sus alumnos terminaron allí becados, gracias a su sentido social que nunca lo abandonó.

Su pensamiento disruptivo, extraño en un conservador, en alguna etapa de su vida, lo llevó a ser senador por el M-19, movimiento guerrillero, en aquella época, recién reinsertado . Una muestra de su apertura mental que otros, tradicionalistas y sectarios, trataron de locura, pero que mostraba el talante libertario de su pensamiento y su apertura a quien pensaba diferente, lo que hizo que nunca se le pudiera tildar de excluyente. Siempre mostró un gran sentido de la solidaridad.

En este año en que se cumplen 100 años de su nacimiento. Lo debemos recordar por su máxima obra: la universidad de Los Andes.

Gracias Doctor Mario Laserna Pinzón.