«Los temas de política económica o de Estado, conllevan un sin fin de complejidades que exigen conocimientos profundos y especializados con que la generalidad de la gente no cuenta.»
Los regímenes democráticos se caracterizan por que sus gobiernos, además de ser elegidos por las mayorías, se comprometen a respetar la derechos de las minorías. Siempre y cuando, estos no atenten contra la dignidad de ninguna de las personas que componen la comunidad. Esto, los diferencia de los regímenes autoritarios que también son elegidos por las mayorías, pero no respetan los derechos de la minorías (periodo de gobierno de Chávez en Venezuela). O, la tiranía, donde el gobierno decide no respetar los derechos de las mayorías (periodo de gobierno de Maduro en Venezuela)
El caso del BREXIT, en Inglaterra, es una muestra de cómo un error de liderazgo le costó el puesto a un gran dirigente como David Cameron en una democracia suficientemente madura.
Pero, esto también, evidencia cómo un error estratégico de liderazgo, puede tirar al traste toda una gestión de crecimiento y desarrollo en un proceso de integración como el de el Reino Unido con la Unión Europea
Los dirigentes, en los regímenes democráticos, son elegidos por el pueblo, cuya soberanía se manifiesta cuando, a través de una elección popular, otorga al líder el derecho a gobernarlo y, por tanto, ese liderazgo, debe asumirse con tal responsabilidad, dentro de los linderos que son propios a una democracia como como la que hemos descrito.
El pueblo, es capaz de decidir sobre quién quiere que lo lidere. Con base, fundamentalmente, en la percepción de confianza que su líder le genera. Pero, el pueblo no es capaz de decidir sobre lo que, en asuntos de política interna o externa, más conviene, más aún, si los temas no tienen nada que ver con los derechos naturales o fundamentales de los asociados.
Ponerlos a debatir sobre el tema, puede ser interesante, en la medida en que la líderes de opinión se manifiestan y pueden contribuir de manera importante a la buena toma de las decisiones. Pero, usar la consulta popular, mecanismo propio de las elecciones libres en los países democráticos, para consultar temas de máxima complejidad, puede ser un grave error.
Esto se evidenció con el BREXIT y el costo político para Cameron. Pero más grave aún. Echó por tierra toda una estrategia largamente bien elaborada de integración que beneficiaba el desarrollo económico y social de la Gran Bretaña.
Hoy en día, hasta los gestores de la idea, se manifiestan incapaces de liderar el país y se asustan al ver el monstruo que su consulta ha creado.
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/06/30/actualidad/1467315411_799873.html
Quiera Dios, que no pase lo mismo con la consulta sobre la paz en Colombia. Por ahora, yo, ante esta realidad, votaré dando el sí por los acuerdos de la Habana, por las razones que ya expliqué en otro artículo.
¡Dios salve a Colombia!