En nuestra entrega anterior hablábamos del papel del funcionario y la generación de riqueza en la organización. Ahora, nos corresponde centrarnos en su complemento. El emprendedor, como líder del proceso de formación de la riqueza. Si el primero nos asegura la calidad, el segundo, capitaliza las oportunidades en forma de innovación y contiene la materia prima propia de los pioneros de paradigamas. )

Emprendimiento

Con este término distinguimos la capacidad que demuestra un individuo para hacer crecer la organización, basándose en: la identificación de nuevas oportunidades de negocio, su visión para contrarrestar las amenazas que le presenta el mercado o la forma como elimina debilidades y desarrolla fortalezas en la organización.

En los emprendedores no priman los códigos burocráticos propios de las áreas de conocimiento que distinguimos en los medios de formación de las personas que entendemos como funcionarios o burócratas (Rafael Amit, 1997). Su código mental se rige por la estrategia y su carácter no es pasivo, sino reactivo o proactivo a las circunstancias que lo rodean. Su desempeño está en función de aspectos relacionados al liderazgo sobre las personas que constituyen su grupo de colaboradores y el nivel de riesgo que maneja en la toma de sus decisiones. Sus metas y objetivos, se miden en términos probabilísticos y se encuentran estrechamente ligados a su capacidad de predicción del comportamiento de los mercados en los cuales se desenvuelven los negocios que dirigen.

Con sus decisiones, se juega siempre la organización su futuro y, gracias a ellas, los crecimientos de la organización no se determinan por un continuo, relacionado con los indicadores macroeconómicos que determinan los mercados, sino que el desarrollo se da captando grandes espacios de los mismos o nuevos nichos de consumidores; lo que determina grandes saltos que son capaces de cambiar las tendencias de los índices que determinan esos mercados.

Lamentablemente, a pesar de lo mucho que se habla de: Emprendimiento, Espíritu Emprendedor o Empresarialidad (Brook, 1968, Bennis y Nanus, 1985 yMintzberg,1999);en los medios académicos de las facultades de Administración, es muy poco lo que al respecto se ha avanzado, pues un buen número de los emprendedores exitosos, siguen formándose en ambientes externos a los medios académicos formales que tanto alardean con la idea, pero muy poco concretan al respecto.

El tema se pretende manejar con puro corazón; sin trabajar a fondo las teorías, sin una visión sistémica que transcienda el campo de las inquietudes por el problema y se profundice en los aspectos sociales y humanísticas que lo soportan y sin  considerar  aspectos intrínsecos al modelo de riesgo, como la probabilidad y la capacidad prospectiva, que son propios de la toma de decisiones, pero que no se abordan, en muchos casos, con la importancia que el tema exige, porque se han considerado propios de la ingeniería o de la especulación matemática.

De la Estructura organizacional.

Las estructuras organizacionales, requieren de los dos tipos de personas: los funcionarios que garanticen la estabilidad de los procedimientos que sostienen el negocio y  los emprendedores que le dan la dinámica de cambio para aprovechar las circunstancias, generando los valores agregados que las diferencian de las demás y producen las ganancias, que son la razón de ser de su satisfacción.