Un malentendido liderazgo por parte el CEO puede llevarlo a creer que sabe más que los demás respecto a cada uno de los que lideran las diferentes áreas de operación y generación de utilidad de la organización.
Esto conlleva varios puntos de análisis:
1. De ser cierta la premisa expuesta, el CEO ha escogido muy mal su equipo. Pues no hay capacidad humana que permita desempeñarse con alto grado de especialización y conocimiento en cada una de las áreas funcionales y estratégicas de la organización. Es por ello que la estructura organizacional requiere de un diseño adecuado para atender los requerimientos de los diferentes grupos de interés con los que se relaciona la organización, los temas tecnológicos, de marketing, de diseño e implementación de estrategias, de desarrollo humano, financieros, etc., necesariamente exigen especialistas con habilidades particulares que atiende a lo propio de su oficio y a características personales que conllevan coincidencias estrictas con el perfil técnico y humano que exige la empresa para cumplir con sus propósitos institucionales.
2. Lo primero que el CEO debe tener presente es estar seguro de que, quienes dependen de él, sepan mucho más que él y sean más aptos que él para la dirección de la tarea encomendada, según las responsabilidades de cada área. El CEO tiene una característica particular que lo distingue de los demás y que es la razón de ser de su posición en la organización y de la confianza que los inversionistas ponen en el: su capacidad para coordinar, dirigir, orientar, y estimular un grupo muy diverso de personas especializadas, cada uno, en su tema. Pero unidas, y trabajando en conjunto para armonizar toda una gestión que conduce al cumplimiento de la misión y de la visión que han propuesto los dueños de la organización. En este sentido, su función, parece más a la del director de una orquesta que escoge los más habilitados para tocar cada instrumento, los anima y los orienta con base en los propósitos que se ha fijado alcanzar. No actuar en este sentido puede llegar a desmotivar al equipo, confundirlo y hacerlo sentir subestimado por el líder que los debería animar a realizar su mejor propuesta para asegurar la gestión de la organización.
3. La mayor habilidad que debe tener un CEO está relacionada con su capacidad prospectiva, el entendimiento de todas las circunstancias sociales económicas, tecnológicas, políticas etc. que puedan afectar, de manera importante, la organización, para, con base en ello, orientar y dirigir la gestión de las personas que previamente ha escogido por su capacidad para saber responder a cada uno de los retos de la organización.
4. El CEO debe procurar que ninguno de los funcionarios desarrolle su actividad aislada del conjunto de los otros funcionarios que deben estar armonizados por el entusiasmo y la claridad con que han sido planteados los objetivos y los propósitos fundamentales de la organización. Responsabilidad indelegable del CEO.
5. Finalmente, el CEO, debe generar y promover confianza en todos los actores internos de la organización y los públicos con que esta se relaciona. Su comportamiento irradia la energía necesaria que anima a todo el equipo y determina, en buena parte, la percepción de seguridad que necesariamente deben tener los grupos de interés en su capacidad para dar respuesta oportuna y acertada a las necesidades de todas y cada una de las personas que se comunican con él.
Jairo A Trujillo Amaya
Consultor y asesor empresarial
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