No se preocupe si hay personas que, para defender al candidato de sus preferencias, atacan al que Usted prefiere, calumniándolo, desprestigiándolo y mintiendo sobre lo que es y ha sido. El pueblo no es idiota y se da cuenta de estas bajas artimañas, se enfurece y toma partido para defender al calumniado.
Mientras menos capacidad tenga Usted para argumentar, de manera lógica y racional, sobre los temas que maneja su candidato, estará generando una imagen muy pobre de su capacidad de entendimiento sobre los problemas que atañen al país y, ello, conlleva a que, por extrapolación, su poca educación, inteligencia y manera mañosa de argumentar, se extrapole al candidato de su preferencia.
Si Usted menosprecia y subvalora a la mayoría, esta mayoría, defenderá, con mayor ahínco, al candidato que los representa y se opondrá airadamente al que a Usted le interesa.
Si usted menosprecia a las minorías, tenga en cuenta que hay muchas mayorías que si las respetan. Su actitud, entonces, la clasificarán como intolerable, falta de solidaridad y respeto; cualidades que, por afinidad, serán atribuidas también a su candidato.
En definitiva: mienta, calumnie y deje ver su ignorancia sobre los temas que critica para que, con ello, produzca la chispa de solidaridad necesaria para elegir el candidato que no es de su preferencia.
No se le olvide. Ganará el candidato de las mayorías. Si Usted no está con esas mayorías y no le gusta el que las representa, Usted está en el lugar equivocado.
Será cosa de acostumbrarse, a menos que decida hacer como el escritor Luis Fernando Vallejo, que se fue de Colombia hablando mal de su país al mundo entero; rechazó su condición de colombiano, se nacionalizó mejicano; y, ahora, que está viejo y desgastado, tiene que venir a morir al país que tanto odia.
Triste final para tanta soberbia.