Siempre se ha comentado sobre el tema de la soledad del poder que sienten los que lo ostentan.
Pero ¿qué produce esta situación que, en algunos casos, afecta en forma de neurosis profunda el comportamiento de algunos líderes?
¿Por qué esa sensación de soledad y desconfianza que llega a nublar los sentimientos y a afectarlos de manera que la inteligencia y la capacidad de discernir se someten a las presiones que producen sus efectos, hasta producir depresiones que afectan el estado de ánimo y llevan, a algunas personas, a refugiarse en el licor, la droga o las aventuras sexuales desordenadas?
¿Cómo afecta, esta circunstancia, los comportamientos y la capacidad de liderazgo de quienes tienen posiciones de dirección en la sociedad y las empresas?
¿Qué lleva a tal situación a muchos líderes hasta colocarlos a las puertas del fracaso o sucumbir en el mismo?
Todos estos interrogantes se dan cuando los lideres empiezan a perder la claridad de sus objetivos y los medios para lograrlos.
Los objetivos o propósitos del liderazgo encuentran su razón de ser cuando se sustentan en el propósito fundamental de servir a la sociedad o a la empresa a la que se pertenece. Se transforman por la errónea conveniencia de quien cree ostentar el poder para servicio de sus propios intereses y no para los de la comunidad a la cual se debe.
Esta ruptura, generada por dos intereses contrarios, produce el estrés y la angustia de quien, traicionando a sus seguidores o acosado por la sensación de sentirse traicionado por ellos, pierde la comunicación fluida y confiada con sus pares y seguidores, de manera que queda encerrado en el caparazón de sus propias vanidades.
La desconfianza nace y, ese espíritu de liderazgo, animado por participar de una empresa compartida, se erosiona, por la ambición de quien lidera, que se aísla, casi de manera automática, de sus compañeros en quienes confiaba.
El trabajo en equipo, se suspende y la decisiones ya no se toman de manera compartida sino autoritaria. La ruptura con quienes se construyó el proyecto de gobierno corporativo se evidencia y la cohesión de equipo se rompe.
El encuentro de intereses, ahora diferentes, entre lo que pretende el líder y lo que anhelan los seguidores, ya marca rupturas que van creando el ambiente al conflicto.
Los aspectos de conveniencia de las ejecuciones que se pretenden, difieren, por ese encuentro ya comentado de diferentes intereses que impiden la armonía. El consenso ya no se logra y las ideas dejan de proponerse para empezar a imponerse, en favor de los intereses particulares y no generales, del que fuera antes el líder: ahora un autoritario pleno de soberbia.
El reto para las organizaciones de gobierno, está dependiendo entonces de la capacidad de la base para organizarse, evidenciar el desorden y ser capaz, de manera democrática -participativa- de cambiar el estado de cosas para recuperar los propósitos originales que a todos unían y lograr el cambio estructural de la organización en función de privilegiar los objetivos fundamentales o principales de la organización de gobierno, para bien de la sociedad.
Es muy probable que la soberbia del líder le nuble la inteligencia y le impida tomar la decisión de renunciar a su ambición, por lo que, en las organizaciones privadas, las asambleas, deben promover el cambio de las administraciones que se encuentran en tales circunstancias.
A nivel del Estado, le corresponde a la comunidad, representada en los órganos de gobierno municipal, regional o nacional, o en medio de la consultas populares y democráticas, actuar y promover los cambios que se requieren, sin perder la unidad en la sustancia, que está determinada por el bien común, entendido como toda esa infraestructura física, cultural, intelectual y espiritual que hace que las sociedades progresan con la dirección de las mayorías, pero, siempre, respetando el derecho a las minorías que, por ser diferentes y pensar como tales, no deben ser excluidas, ni sus derechos correspondientes a su dignidad de hijos de Dios, ser negados por nadie, respetando los derechos humanos, los derechos de gentes y las libertades con que Dios los ha creado.