«Si una persona tiene un desorden, físico o mental, tiene derecho a que se le respete su dignidad y se le dé el trato humano acorde con su situación.

Pero, esa persona, debe respetar la condición de quienes no tienen tal desorden. Ellos, merecen respeto y tienen la obligación de proteger su condición y la de sus allegados.

Las minorías que pretenden imponer sus criterios a las mayorías, caracterizan los regímenes tiránicos»