La definición de la empresa como una comunidad de personas que con la orientación de un líder o grupo líderes se proponen alcanzar un objetivo y trabajan mancomunadamente para lograrlo, exige profundizar en varios aspectos que componen su definición y que, al entenderlos adecuadamente, nos permiten centrarnos y diferenciar el concepto de otras actividades que, aunque similares, no pueden entenderse como tal.
1. Una comunidad de personas tiene que ver con la reunión de un grupo de individuos que tiene la condición de tal y que, por tanto, cuentan con la capacidad de aportar con sus habilidades físicas, intelectuales y espirituales que expresan fortalezas con las que pueden suplir las debilidades que, en alguno de estos aspectos, puedan presentar sus compañeros para cumplir con los desafíos que se proponen superar para alcanzar los objetivos que se han fijado. Cada individuo cuenta con fortalezas y debilidades producto de su condición única e irrepetible, que le dan la capacidad suficiente para actuar libremente, de acuerdo a su conciencia, en función de procurar lo que considera que es bueno para sí mismo y para los demás.
Lo anterior dispone las voluntades de los individuos que conforman el grupo para actuar en tal sentido y procurar la alineación de las voluntades con el fin de alcanzar lo objetivos que se han propuesto.
2. El líder o los líderes, según sea el caso, convocan las voluntades y animan al grupo para alcanzar las metas propuestas. Esa disposición del grupo va a depender, en buena parte, de la confianza que sienta en el líder para poder cumplir su misión de tal. Confianza que se logra de manera sostenible solamente si el líder muestra esa disposición de servicio a los demás que les hace sentirse apreciados y seguros.
Se habla mucho del liderazgo carismático, autoritario, etc. Todos ellos, con el tiempo, más pronto que tarde, se diluyen y desaparecen al romperse la confianza. Esto se manifiesta cuando los individuos del grupo se sienten utilizados y sin la protección del que los abandona a su suerte con tal de alcanzar, por encima de todo, lo que él, particularmente, se ha propuesto.
En ese momento se pierde la confianza y la cohesión del grupo y, la nave que hemos llamado empresa, empieza a hacer agua.
La cadena de valor de la organización se deteriora por la ruptura de muchos de sus eslabones y, las personas, que, seguramente, son muy buenas para desempeñarse en los temas de su especialización, empiezan a desanimarse, lo que baja su rendimiento y, muy probablemence, pensarán en abandonar la nave.
El escenario se enrarece de tal manera que, si la junta directiva no detecta oportunamente esta situación, la empresa corre el riesgo de desaparecer del mercado cuando los clientes sienten que ya ellos no son la prioridad y que lo que esperan de la empresa que los provee ya no los satisface.