Señor mío y Dios mío.
Estoy aquí, a Tus pies, agradecido con Tú protección y guía.
Te ofrezco los frutos de mi trabajo y el de las personas que, con mucho esfuerzo, me acompañan, diariamente, con el fin de alcanzar nuestras metas, que cobran sentido, si cumplen el propósito de servir a los demás.
Te amo por encima de todo.
Te pido protección para mí y toda mi familia a la que quiero tanto.
Te encomiendo con fe y esperanza mis empleados, clientes y grupos de interés con los que nos relacionamos, así como a los accionistas que nos confían su patrimonio porque creen en nosotros para gestionar su institución.
Ellos también contribuyen, con su trabajo, a hacer de esta ofrenda santa de bienes y servicios que entregamos a nuestros clientes, fuente de santificación de nuestro trabajo y nuestra vida ordinaria. Son nuestros compañeros en el camino y los necesitamos tanto como ellos a nosotros.
Por la intercesión de nuestra madre, santa María Virgen, te pido que nos ayudes en los momentos de dificultad. Y que, cuando llegue la bonanza, no perdamos la humildad que nos debe animar a seguir sirviendo, con calidad e innovación, para nuestro bien y el de todas las personas e instituciones que nos rodean.
Amén
(Jairo A Trujillo Amaya)