No puedo resolver este dilema que me desborda.
Quedamos, después de las elecciones de primera vuelta, sin opción distinta a escoger entre el candidato que apoya la “guerrilla” o el que apoyan los “paras”
No hay lugar para los que pretenden respeto para los ciudadanos de bien, sin generar contradicciones entre ricos y pobres. Aquellos que quieren vivir en paz, respetando la inclusión de todos aquellos que, libremente, con responsabilidad y respeto, consideran que debe haber espacio para todas las ideas, siempre y cuando, se respeten las de los demás. Sin excluir a nadie.
Hemos quedado en el peor de los mundos. Obligados a escoger entre quienes odian a unos y a otros. Dos extremos que no conciben la reconciliación, sino el exterminio del otro.
Terratenientes contra pequeños campesinos desplazados; ricos contra pobres; corruptos contra acaparadores del monopolio del Estado; privilegiados contra desamparados, etc.
Me niego a quedar alineado en uno u otro bando, además, me avergüenzaría participar del festín y la venganza segura que desatará el triunfador.
Solamente sé que Colombia queda bien blindada para el futuro que viene, desde el punto de vista económico, institucional y militar.
Ojalá el futuro gobernante lo valore y profundice en estos puntos.
El valor del petróleo y otras materias primas, como el carbón, permiten asegurar mayores ingresos por un período no muy corto de tiempo.
El café, promete aumentos muy interesantes, en los volúmenes de las próximas cosechas.
La diversificación de exportaciones y la penetracion en países con gran potencial de consumo, como la China, auguran muy buen potencial.
La inflación está controlada
El acuerdo de paz, aunque pasa agua, institucionalmente, parece blindado.
La entrada en la OCDE, asegura una supervisión y un compromiso sistemático y permanente por mantener el proceso de mejora continua en las buenas prácticas de manejo gubernamental, lo que, seguramente, redundará en un aumento de confianza importante de los inversionistas procedentes de estos países desarrollados, en Colombia.
El haber sido aceptados dentro del acuerdo de la OTAN, garantiza el aseguramiento militar estratégico para Colombia que, en un momento de amenaza militar, por parte de cualquier país vecino, sería asistido por las potencias aliadas de occidente, lo que nos brinda un gran apoyo en caso de ser afectados por un momento de ira extrema, del paranoico régimen tirano de Venezuela.
Ahora, solo queda esperar y confiar en que los aseguramientos propuestos y la solidez de nuestras instituciones, puedan contrarrestar las ambiciones desordenadas de quienes acompañan a los lideres de uno y otro bando.